Otro sábado cuesta arriba para Sergio García. El de Castellón ya ha demostrado suficientemente este año que su nivel técnico de juego está para competir con los mejores. Ha impartido auténticas lecciones los jueves y los viernes. Pero algo hay por ahí que no funciona en las terceras jornadas. Los sábados son malditos…
El jugador fue muy sincero en Augusta, haciendo el análisis final el domingo por la tarde. Dijo entonces que "justo cuando me creí que podía hacer algo pasó lo que pasó…", refiriéndose a ese tropiezo que sufrió a mitad de la tercera vuelta. "Yo sé bien donde estoy y sólo me queda seguir trabajando".
¿A qué se refería el de Castellón? Es evidente que su confianza se resquebraja en cuanto que vuelve a aparecer en el horizonte la opción real de triunfo. Y a eso se refería.
Sergio ha jugado seis torneos esta temporada antes de llegar a China. Ha pasado todos los cortes y, lo que es más importante, en cinco de esas semanas llegó al sábado muy bien colocado y con opciones de victoria (siempre, incluyendo el Masters, salvo en Qatar, donde fue precisamente el sábado cuando inició una buena remontada).
Las tarjetas de García los sábados de 2011: 73 en Bahrain, 69 en Qatar (la excepción), 75 en Dubai, 72 en Tampa, 73 en el Arnold Palmer y 75 en Augusta.
En realidad, y con las lógicas diferencias o matices particulares, Sergio está viviendo una situación similar a la de Tiger Woods. La excelencia en el juego está ahí, se ve, se palpa, pero aún no tiene la consistencia necesaria.
