Jim Furyk es un señor de la cabeza a los pies…
Lo demostró tras perder el US Open de mala manera en los tres últimos hoyos y lo volvió a demostrar ayer tras entregar el WGC Bridgestone Invitational cuando prácticamente estaban marcando su nombre en la placa. Pero además de buen tipo, Furyk es un ganador. Hoy más que nunca merece la pena echar un vistazo a sus estadísticas…
Lo ocurrido en el Olympic Club hace dos meses y ahora en el Firestone podría empujar a un análisis facilón y pobre: el señor Furyk no sabe apuntillar sus victorias, le puede la presión o le falta instinto depredador. Cualquiera vale. Bueno, pues nada más lejos de la realidad. Aquí están sus credenciales. El jugador de 42 años de Pennsylvania ha salido como líder en la última jornada de un torneo en 19 ocasiones. Ha ganado diez y ocho veces ha quedado segundo. Su peor resultado saliendo primero el domingo fue, precisamente, en el US Open pasado, donde acabó cuarto. ¿Presión? ¿Carácter? ¿Agallas? No lo duden. A este tipo le sobran…
Porque también hay que tener agallas para encajar el sopapo como hizo él. No rehuyó una entrevista, firmó cada autógrafo que le pidieron, siempre con la cabeza alta y una actitud intachable. “Hace muco tiempo que sabemos que este deporte es cruel. Creo que la gente debe saber que cuando trabajas duro, cuando lo intentas con todas tus fuerzas, cuando pones todo tu empeño, cuando entrenas al límite y suceden estas cosas no puedes culparte de nada. En mi caso, lo que tengo es un sentimiento de vacío. Claro que estoy decepcionado, pero salgo fuera y veo a mi hijo llorando e imagino que eso me recuerda que, como adulto, como padre, tienes actuar del modo adecuado. Tienes que hacer y decir lo correcto para dar el ejemplo correcto”, explicó.
Así es Furyk. Un señor y un ganador dentro y fuera del campo.
