Un señor del golf como José María Cañizares no podía dejar pasar el detalle por alto.
Sí, es cierto, por suerte quedó en una simple anécdota, es más, hasta nos podemos reír al ver la foto y comprobar que la realidad sigue superando a la ficción en muchas ocasiones. Pero tampoco está de más hacer una reflexión algo más profunda…
Eso que ven en la imagen y que seguro más de uno vio ayer por la televisión es cómo quedó la bola de Alejandro Cañizares después de su tercer tiro en el hoyo 18. Estaba absolutamente engullida por una chuleta, imposible, injugable… Quedó en anécdota porque el español llevaba siete golpes de ventaja (acabó con doble bogey), margen suficiente para caer en una chuleta, irse al agua, meterse en el nido de un águila o en el bolsillo del hermano del rey de Marruecos. Daba igual. No obstante, cómo es posible que esa chuleta estuviera así. ¿Por qué no estaba repuesta? ¿Y si Cañi, o el que fuera, sólo hubiera tenido un golpe de ventaja, o hubiera estado empatado?
Sí, en ese detalle se fijó don Jose María después de celebrar con su hijo la victoria. Al final, es simple y llanamente una cuestión de educación. De esto, también puede y debe aprender un jugador amateur.
