El Masters de Augusta, o de ‘Angustias’ como lo ha denominado Miguel Ángel Jiménez, es uno de los cuatro majors o torneos más
importantes en el calendario masculino de golf. Como es de imaginar, los nervios están a flor de piel y los jugadores necesitan estar mentalmente muy preparados para poder acabar bien cada vuelta. El premio es la famosa Chaqueta Verde.
Quizás alguno piense que esa preparación mental es sólo necesaria para los profesionales que se juegan mucho en competiciones como ésta; para ellos trabajar con un psicólogo es algo casi indispensable, pero es innegable que la parte psicológica en el golf tiene mucha influencia independientemente del hándicap que se tenga.
No vamos a entrar en porcentajes, ya que va a depender de la idiosincrasia de cada jugador, lo que está claro es que influye y que, como todo, se puede mejorar con un entrenamiento adecuado.
La sensación de enfundarse la chaqueta verde es el sueño de miles de jugadores en el mundo, se ven capacitados, pero también tienen dudas, se frustran y acumulan cientos de pensamientos negativos contra los que luchan. No hace falta estar en Augusta para sentir la presión de un putt de metro y medio. El golf es un deporte tan exigente, que puede hacer que, lo que empezó como un hobby, termine convirtiéndose en ocasiones en una pesadilla.
A veces nos sentimos invadidos por pensamientos negativos y sensaciones que en nada ayudan a jugar bien, sobre todo cuando mejor queremos hacerlo, pero ¿por qué ocurre esto? Vamos a ilustrarlo con un ejemplo. Imagina que colocara una tabla de madera de medio metro de ancho en el suelo. Si te dijera que tienes que andar 20 metros sobre la tabla sin pisar el suelo ¿lo harías? Seguro que sí, estoy segura que incluso podrías hacerlo a la pata coja y sin dificultad. Ahora imagina que coloco esa misma tabla a 50 metros de altura ¿andarías sobre ella con la misma naturalidad? ¿te atreverías esta vez a hacerlo a la pata coja? Probablemente no.
Si lo piensas, la tarea es exactamente la misma, pero ¿qué ha cambiado? ¡Tus pensamientos! Has empezado a pensar en las consecuencias, en lo que puede ocurrir si fallas, esto hace que el cuerpo se tense y te invada la desconfianza; entonces, cuando empieces a caminar sobre la tabla elevada, no lo harás con la misma naturalidad, intentarás agacharte más para sentirte más seguro, irás más despacio y todo esto no hará más que desestabilizarte y aumentar la probabilidad de que te caigas…
Nuestro juego se ve muy influido por las sensaciones, y éstas las creamos a través de nuestros pensamientos, por ello, cuando vamos a jugar una competición de golf, hay que ir con una idea que parece muy obvia, pero que no siempre recordamos: pensar que vamos a hacer una vez más lo que hemos hecho cientos de veces… No tenemos que tratar de hacer nada especial o diferente, se trata de ir con la confianza de que vamos a repetir, una vez más, lo que ya sabemos hacer.
Rocío Pomares
Psicóloga del Deporte y la Salud
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