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Lo que más me gusta y lo que menos de un profesor de golf

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Hubo un día en que no me dedicaba a ayudar a golfistas a mejorar en su juego y que, como uno más, buscaba en mi zona al mejor profesor posible. Entonces tenía una serie de criterios por los que me guiaba, y en los que en su mayoría sigo creyendo. Años después, soy yo el que se sitúa al otro lado del escenario y el que busca la mejor fórmula para ayudar a sus alumnos, y he aprendido en el camino mucho sobre por qué me gustaban ciertas actitudes, o por qué odiaba otras. Tengo compañeros de profesión en varios países distintos a los que admiro y otros que, bueno, no tanto… En general, creo que mi opinión es ahora más formada.

Es solo una opinión en cualquier caso. A continuación explico qué me gusta y qué busco en un buen profesor de golf, y qué cosas he visto a lo largo de los años que creo firmemente que no funcionan. Habrá grandes profesionales que estén a ambos lados de la lista, y no por eso los quiero calificar de buenos o malos. Al final y por suerte, las personas somos mucho más complejas que una enumeración de actitudes.

Cosas que me gustan:

Formación, formación y formación. No conozco a nadie al que le haya venido mal estudiar. Creo que vivimos un momento en el que los profesores tenemos muchos medios a nuestro alcance, tanto gratuitos como de pago, para estar a la última. Hoy la Real Federación Española de Golf tiene un sistema que distingue a Técnicos Deportivos de 3 niveles distintos y la PGA de España cuenta también con un sistema que reconoce a aquellos profesionales que más se forman cada año, siendo AA el grado máximo. Otros nos decidimos a formarnos en otros países, como Inglaterra. En definitiva: hoy los alumnos pueden y deben exigir formación reciente, porque la enseñanza ha cambiado mucho en los últimos 10 años.

Cercanía. La forma de hablar, de explicar o de transmitir son muy importantes también. Hay personas que nos cruzamos en la vida con las que no congeniamos, y con las que nos es más complicado entendernos. Un estudio llevado a cabo entre jugadores de alto nivel desveló que, para ellos, sus entrenadores les ayudan mucho más en un plano personal que técnico.

Visión global del golf. Para mí es importante que un profesor comparta los valores que yo veo implícitos en el golf. Si una persona cree que el golf es elitista, que no es para todos, que es tan difícil, me cuesta creer que sepa explicarlo bien y que forme a nuevos jugadores.

El alumno manda. No es lo mismo dar clase a un chico de 7 años que a un handicap 20 de 70. A unos hay que transmitirle ciertas cosas, como entusiasmo y diversión; a otros fuerza y conocimiento. Hay entrenadores fantásticos con los niños, especializados en ellos, y otros grandes profesionales a los que no se les dan tan bien. No es lo mismo buscar a un profesor para uno o para otros.

Trabajo y dedicación. El esfuerzo no debe negociarse y, en mi opinión, el profesor tiene que involucrarse con sus alumnos: preguntas, análisis post-vueltas, descripción de sensaciones, análisis de estadísticas… Todo es necesario para crear una relación profesor-alumno, más allá de dar media hora de clase aquí o allá.

Un profesional debe jugar al golf. Es cierto que no tenemos tiempo para entrenar, que sacar tiempo para 18 hoyos, la familia y amigos después de estar toda la semana en el campo de prácticas fastidia a veces. Pero aunque sea mal, creo que los profesionales debemos salir ahí fuera y hacer también nuestros bogeys, e incluso competir. Creo que ayuda a mantenernos en la realidad de la gente y reaviva nuestro cariño por este deporte muy rápidamente.

Cosas que no me gustan:

Vendedores de humo. Sí, como en todas las profesiones, hay gente que no se ha formado y no está titulada para dar clases de golf. Puede que hagan su trabajo medianamente bien o que se hayan formado a escondidas en sus casas, pero lo normal es que sean vendedores de humo. La forma más fácil de localizarlos es preguntarles por su licencia al centro donde dan clase o viendo que, como alumnos, no mejoran ni aprenden nada.

La soberbia. Quizá porque nos tenemos que exponer constantemente, pero los profesionales tendemos en ocasiones a creer que sabemos mucho y en la necesidad de demostrarlo constantemente. Lo he visto en España, Reino Unido, Irlanda, Grecia o China, da igual. Un buen profesor es una persona bien formada dedicada a sus alumnos. No se crean a los que venden métodos mágicos ni hablan constantemente de las maravillas que hacen en sus clases, porque probablemente sea su única forma de destacar.

Como entreno a los mejores jugadores del club/provincia/circuito tengo razón y tú no. Como llevo dando clase 25 años, también. He probado esto con todos mis alumnos y siempre funciona. Cuando un profesional utiliza argumentos de estos en vez de estudios científicos, sospeche: es posible que no haya leído muchos.

No ven necesario formarse. Quizá esta sea la peor de todas. Hay gente ahí fuera, ya sean médicos, ingenieros, vendedores de seguros o políticos que no ven necesario aprender. También profesores de golf por todo el mundo. Es cierto que todos los estudios científicos que son referencia hoy día están escritos en inglés, y que si uno no lo controla mínimamente formarse se vuelve más complicado. Pero hay otras vías, y la PGA de España facilita muchísimo la vida a todo aquel que quiera formación en forma de cursos, congresos o incluso material.

*Enrique Soto es profesional de la PGA Británica y su cuenta de twitter es @esoto