Inicio Blogs Enrique Soto Qué quiero decir cuando digo que Jon Rahm sabe gambetear

Qué quiero decir cuando digo que Jon Rahm sabe gambetear

Compartir
Jon Rahm. © RC Valderrama.
Jon Rahm. © RC Valderrama.

Aunque probablemente haya jugado más aquí que en cualquier otro lugar, el Valderrama Masters ha supuesto para muchos la primera oportunidad de disfrutar del juego de Jon Rahm en España. Desde que se marchara a Estados Unidos, los que le conocen, han pasado de disfrutar de un chico que apuntaba muy alto a ver a un claro candidato a levantar majors, a instalarse, como hizo Sergio, más de una década en el top 10 mundial. Y al surgir un talento así, como venido de la nada, no es difícil preguntarse qué hace a Jon especial, qué le diferencia del resto. Por qué él sí y otros no.

Es precisamente de Sergio de quien muchos guardamos un recuerdo de juventud. Yo apenas era un adolescente cuando se sacó de la manga aquella bola que abrió 20 metros desde detrás de un árbol en un PGA Championship, y recuerdo verle corriendo como a un niño pequeño tras una pompa de jabón. También un vago recuerdo de Seve dando órdenes en Valderrama como Napoleón, agitando a Monty, clavando la mirada a Rocca, señalando a Woosnam un hueco entre los árboles que no existía, excepto para él. También recuerdo ver un hierro clavado en bandera de McIlroy en su primer US Open y aquella sacada de bunker de Spieth en su primera victoria.

Rory McIlroy © Golffile | Ken Murray
Rory McIlroy © Golffile | Ken Murray

Los aficionados al golf, en definitiva, guardamos recuerdos que implican un cambio, una carta de presentación del jugador que los protagoniza. De Jon, sin embargo, yo recuerdo su swing. Quizá porque ya me había hecho profesional y me fijaba en otras cosas distintas a cuando era un crío, pero ver a aquel chico tan grande y fuerte mover el palo como lo hacía me asombró. Y podría escribir aquí todo lo que me gusta de su movimiento: la muñeca izquierda en flexión desde lo alto del backswing y a través del swing hasta casi el final, cómo la varilla se “aplana” o se vuelve más “shallow” en la transición, o cómo mueve la parte inferior del cuerpo, que es la gran firma de todo buen jugador…

Argumentar todo eso con estudios daría para un libro, pero para que se entienda desde fuera: Jon Rahm sabe, como hacía Maradona y ahora Messi, gambetear. Quizá no coja un balón a veinte metros de portería y a un ritmo de tres toques por segundo se vaya quitando adversarios de por medio hasta meterla. Rahm, sin embargo, pega un drive que pasa por veinte metros a sus rivales cuando lo necesita, porque no siempre va a pegarla al cien por cien (es el segundo más efectivo desde el tee, sólo después del todopoderoso Dustin Johnson) y se ha mantenido entre los veinte primeros en golpes ganados en sus tiros a green durante toda la temporada.

Jon Rahm. © Golffile | Eoin Clarke
Jon Rahm. © Golffile | Eoin Clarke

Luego, encima, es capaz de en sus mejores semanas meter putts que valen torneos. Rahm desde el punto de vista estadístico es una máquina de producir resultados, pero jugando, al igual que en su día lo hicieron Seve y Olazábal, y con una frecuencia que asusta, sabe gambetear; ese algo más difícil de describir pero que amenaza banderas constantemente. En Valderrama, a pesar de no haber superado el corte, pudimos ver ya algo de eso. Y esperemos que para el Open de España, una semana después del Masters, podamos volver a hacerlo.

*Enrique Soto es profesional de la PGA Británica y su cuenta de twitter es @esoto