Por Alejandro Rodríguez, redactor del diario MARCA
Michelle Wie ha vuelto a jugar este fin de semana un torneo del PGA Tour. Es la octava ocasión que disputa un torneo masculino y en ocho de ellas no ha pasado el corte. Un cien por cien…
Ji-Yai Shin ha ganado este mismo fin de semana el British.
Lorena Ochoa es la actual indiscutible número uno del golf mundial.
Annika Sorenstam es una de las mejores jugadoras de golf de toda la historia y ha anunciado que este año se reitra. Se dice que ha jugado el último British de su carrera.
Juzguen ustedes mismos: ¿quién merece más atención mediática? Mejor aún: ¿quién merece menos?La extraordinaria red de redes te permite realizar el experimento sin necesidad de visitar todos los kioskos del planeta. Si en 'Google News' introducías ayer el nombre de Ji-Yai Shin te mandaba a 2.159 páginas. Si metías el de Lorena Ochoa, te conducía a 4.449. Si escribías el de Annika Sorenstam podías consultar 5.755. Y si ponías el de Michelle Wie, te salían 6.309. La hawaiana recibe en todo el mundo el triple de atención que la ganadora del British.
Hecha esta simple comprobación matemática, parece evidente que el fenómeno Wie despierta un interés tremendo. La pregunta es: ¿A quién beneficia? A Michelle, desde luego, no…
Su carrera se está llevando sin importar un pimiento su juego o su desarrollo, ya no como golfista, sino como persona. No interesa tanto que gane 'majors' como que su drive sea una máquina de ingresar dólares. Sus asesores de márketing se lo curran bien. Eso es indudable. Pero han elegido el camino corto. El que les interesa a ellos.
Michelle Wie se ha convertido en una especie de marioneta de circo. Convoca mucha atención. Pero la ilusión inicial de comprobar si era capaz de medirse a los hombres, ha girado en, casi, casi, mofa. El comentario recurrente es "ahí está, otra vez, a intentar pasar un corte cuando aún no ha ganado nada en el circuito femenino".
Michelle Wie estaba llamada a destrozar todas las marcas. En 2005 consiguió un segundo puesto en un grande, en 2006 tres terceros en tres grandes, al margen de un segundo en el Evian. Sin embargo, desde el año pasado, entre lesiones y demás, ha jugado doce torneos femeninos en Estados Unidos y sólo ha pasado seis cortes. Su mejor resultado es un puesto 19.
El fenómeno Wie se está desinflando. El interés decrece a medida que avanzan sus fracasos. Si sigue en esta línea, muy pronto dejará de interesar y sus 'extraordinarios' asesores de márketing la aparcarán en una cuneta de California. Ya no interesará y volverán a inflar otro globo. Se fijarán en otra golfista que venda más que Michelle Wie.
Quizá entonces, la hawaiana se meterá en un campo de prácticas, volverá a pegar bolas y bolas y posiblemente ganará muchos torneos. O dejará el golf. Pero eso, a quién le importa.
