Por Javier Pinedo
Álvaro Quirós ha sorprendido al mundo golfístico español, y también porqué esconderlo al del resto del mundo, con su decisión de no participar esta semana en el TPC, el torneo estandarte del circuito norteamericano y, tras los grandes, el de mayor dotación económica…
La sorpresa viene motivada por el hecho de que Álvaro siempre ha proclamado su deseo de jugar en Estados Unidos, la mejor liga del mundo, y cuando tiene la oportunidad de hacerlo en uno de sus mejores torneos renuncia por irse a competir a Italia.
No defiendo a Álvaro, aunque eso sí como la mayoría estoy perplejo, pero sí defiendo el derecho a equivocarse que tiene cada uno y cómo no Álvaro Quirós no podía ser menos. Quiero recordar que Álvaro fue duramente criticado por no jugar en Andalucía, cuando se había medio comprometido con su amigo «el Pisha», por preparar el Masters. Resulta que viene al Open de España (donde estaban los aficionados que reclamaban su presencia y que brillaron por su ausencia en Girona) y por no sentirse con fuerzas para otro viaje a Estados Unidos, también se le critica. No es menos cierto que es joven y que los viajes, y menos cuando se hacen en primera, no cansan tanto.
Además cuando uno quiere ser campeón, y Álvaro lo quiere, se tiene que ganar en todo tipo de campos y contra todos los rivales. Pero me parece que su primera experiencia norteamericana distó mucho del ideal que él se había trazado y que no es oro todo lo que reluce. Estados Unidos puede que sea la mejor liga del mundo, pero hay que saber soportar su ritmo de vida y eso si no se hace no es criticable, y puede que sea ésta una de las razones que han empujado a Álvaro a tomar esta sorprendente decisión.
De todas formas, tras lo sucedido en el Augusta National y ante la posibilidad de una segunda metedura de pata con el golf norteamericano, Álvaro ha tomado la decisión de reforzar su moral en la Vieja Europa. Veremos si es acertada y luego se podrá volver a opinar.
