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El Ferrari y los ladrillos

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Andanzas y menesteres de un hidalgo caballero español en Asia

Gareth Lord se compró un Ferrari el 21 de noviembre por la mañana temprano, es lo que tiene trabajar llevando la bolsa de Stenson. Esta es una historia de dos.

Hace pocos años ‘Lordy’ era perseguido por el fisco británico en su Coventry natal, con las tarjetas bloqueadas, las cuentas intervenidas, los cielos cerrándose y toneladas de ruina iban cayendo sobre él. Entonces, una mano amiga, su ex jefe Robert Karlsson, le ayudó a salir.

Se lo llevó a Mónaco, a empezar de cero, con su mujer y ahora madre de su hijo. Y ahí vino Stenson, que en aquel momento pasaba páginas del world ranking y no se encontraba. Andaba por el 400 y venía sin tabaco. Los campos le pedían al bueno de Henrik fairways, pero él sólo visitaba finca y zona forestal. Las cosas no salían.

¿Quieren saber dónde vio la última Ryder? ¿Que sintió? Fue ahí donde se fraguó la transformación en Terminator, en Hulk verde, en Blade Runner… Hay anécdotas que hoy ya se pueden contar con el permiso de los protagonistas, que lo hay.

Paró Stenson en un café bar de carretera en Florida, en los previos de la Ryder de Medinah. Un camionero, con camisa de cuadros y tirantes, comentó en voz alta: mira, ése es el de golf, sí ese rubio; a lo que le contestó otro, no, qué va, ése juega al hockey hielo aquí en Miami, que lo sé yo, y se fueron… Moraleja: un tío alto y con gorra en Florida puede ser un millón de personas diferentes.

Sin embargo, Stenson tiene algo que no se puede imitar. El sueco escuchó la conversación mientras su mirada producía hielo y su interior fabricaba estómago para seguir adelante con coaches y largos días de práctica, con objetivos poco claros por entonces. Por supuesto, nadie aquella tarde en Florida sabía, ni siquiera intuía, lo que vendría después, ganar la Race to Dubai y la FedeEX Cup y, de paso, meter a ‘Lordy’ 1,5 millones de dólares en el bolso para convertirlo en un millonario monegasco más. Mira a ver qué cuerpo se te queda.

John Mulrooney, amigo de ‘Lordy’, nuestro amigo, fue muchas temporadas compañero de habitación de quien les escribe. También pasó calvarios con la espalda y los hombros, y con fallar cortes y verse en la tiesera, y hasta volvió a trabajar en la obra, cambiando el bláster por el ladrillo durante unos meses. Sin embargo, al igual que ‘Lordy’, encontró la resurrección.

Comenzó a trabajar con Darren Clarke, un poco a prueba, pero claro, a nadie le amarga un dulce, y ganó el Open Championship en Royal Lytham. Son tipos en los 45, con mucho que decir y mucho conocimiento de la competición, que han tenido altos y bajos para terminar arriba. Podría relatar una docena más, en diferentes estilos y proporciones financieras, pero si algún día llaman de Marte para montar un La Tierra Vs. Marte en un links de Saturno, llévense a los dos, y que jueguen Ben Hogan Nicklaus y Seve contra los tres mejores de Marte. El trofeo volvería seguro.

Bromas aparte, el idilio-romance de Sergio García y Stenson en el Thai Open no fue sólo cortesía en el campo, ni siquiera amistad. Va un poco más allá. Es una relación que trasciende el vestuario y se multiplica en la corta distancia. No hace falta ser muy ducho para saber con garantías que en la Ryder 2014 se auto-alinearán juntos, por efecto simpatía, y porque un Sergio en versión ‘happy’ y un Henrik en modelo ‘Harry el ejecutor’, pueden freír a los dos norteamericanos que se le pongan por delante, máxime en un Gleneagles volcado con los de casa, porque la Ryder no es en Europa, es en Escocia, que es como una misa, pero en el Vaticano y con suelo verde.

Un saludo a toda la familia de Ten-Golf.

FELIZ NAVIDAD

Mr. Locker Insider Room World