Por David Martínez Campos, redactor de TVE
Mickelson se lamenta en el FBR
De sobras es sabido que el número 2 del mundo tiene pegada. Y en cuanto a Holmes, los que no le conocemos a fondo (entre ellos yo), poco a poco nos vamos percatando que también la tiene. Y en un campo como Scottsdale es esencial tener pegada.
Por eso me extrañó asistir a un hoyo de desempate en el que a Mickelson la 'estrategia' le salió por la culata. Al de San Diego le traicionó el exceso de confianza. Acabó el torneo consiguiendo 3 birdies en los últimos 6 hoyos, pero le faltó embocar el decisivo putt del 18, de algo menos de 10 metros. De haber repetido birdie, como en la segunda ronda, ahora el título sería suyo. En ese último hoyo, Mickelson salió con madera 3, y eso mismo repitió en el de desempate. En esa decisión se fraguó su derrota.
J. B. Holmes venía lanzado. Necesitaba al menos un birdie en los últimos dos hoyos para igualar en cabeza. No lo consiguió en el 17, un par 4 corto que los grandes pegadores alcanzan de 1, y tenía que hacerlo en el 18. Con una salida algo defectuosa, tras la que tuvo que dropar sin penalidad junto a una valla, de segundo golpe la dejó con opciones de birdie. Era un putt cuesta arriba…Necesitaba embocar…Y embocó.
La 'estrategia' del de Kentucky en el desempate fue radicalmente opuesta a la de Mickelson. Se colocó en el tee del 18 e hizo lo que sabía, pegarle a reventar. Sin contemplaciones y sin miramientos. Asi, sólo con la salida, le sacó a Mickelson la suficiente distancia como para decidir el torneo.
¿Por qué el californiano, que casi jugaba en casa, no se atrevió a sacar el driver? ¿Por qué se dejó ganar por un jugador que ese último día había firmado 4 bogeys?…
Quizá la clave se le dio su rival al recoger el trofeo, “puedo jugar bajo presión”, dijo Holmes…
Y Michelson, al menos el domingo, no.
