Puede acabar resultando que sí, que España es un complejísimo rompecabezas hecho de filias y de fobias, de indescifrables ventoleras de envidia y corrupción, pero también de generosidad, empatía y solidaridad.
O quizá sea solo que de verdad el deporte es un espejo donde mirarse y verse más guapo, un remanso de aroma fresco las más de las veces (ay, la ponzoña de las trampas y el dopaje)…
Pero ya me dirán ustedes en qué se parecen las chicas de la Selección española de balonmano, las chicas de la Selección española de baloncesto, al infecto ganado que conforman la mayoría de nuestros líderes políticos y adláteres cómplices.
(Es cierto: las largas tardes y madrugadas de televisión, Juegos de Río mediante, provocan delirios y desnudan verdades).
