Inicio Blogs Firma Invitada Hacemos un test a la gama R11 de Taylor Made. Capítulo I:...

Hacemos un test a la gama R11 de Taylor Made. Capítulo I: Driver

Compartir

Pocas son las novedades que presentan las marcas cada año que realmente lo son. Pequeños cambios estéticos y poca chicha en lo que a desarrollo tecnológico se refiere…

En parte debido a los límites que las propias reglas imponen en lo referente a especificaciones y en parte al temor de las marcas a introducir algo realmente novedoso y rompedor con el riesgo que ello conlleva.

Este año, Taylor Made se ha atrevido a dar un doble salto mortal sin red. Porque una cosa es hacer putters blancos (como la serie Ghost 2010) y otra bien distinta sacar toda su gama de drivers, maderas e híbridos exclusivamente en blanco. Arriesgado, atrevido, pero a nuestro entender, totalmente acertado. Tanto la línea Burner 2.0 como la que hoy analizaremos R11 presentan novedades significativas.

Entrando en materia, he de decir que hasta que no tuve físicamente en mis manos los palos, no aprecié lo realmente bonitos que eran, ya que las fotos que había visto no decían demasiado a su favor. Lo que en los catálogos era un blanco amarillento, se convierte en un blanco mate nacarado, que combina a la perfección con los detalles rojos y grises serigrafiados en la corona, y sobre todo contrasta de manera llamativa con el PVD negro de la cara del palo.

Este contraste resulta de gran ayuda a la hora de alinear la cara del palo con el objetivo, haciendo que en ningún momento se planteen dudas de si el palo está abierto o cerrado en el address. Su corona blanca mate, evita los molestos reflejos que los drivers y maderas habituales, con su negro lacado brillante provocan, y sobre todo, el verte reflejado en la cabeza del palo mientras estás colocado pasó a la historia.

 

Una vez analizados estéticamente los detalles, pasamos a lo que de verdad importa; su comportamiento tanto en la calle de prácticas como en el campo.

Para el test hemos empleado el Driver con varillas R y S de serie así como con la S y la X de la versión Tp. Lo mismo en madera 3 e híbrido de 18º; tanto las varillas de serie como al menos dos versiones de varillas Tp.

Señalar que en la gama R11, las versiones normal y Tp difieren única y exclusivamente en la varilla montada, siendo un único modelo el disponible en versión normal y 20 opciones posibles en la versión Tp.

Para la prueba, hemos dado los palos a probar a 5 jugadores distintos: un pro habitual del Tour Europeo, quién actualmente juega (y cobra de) otra marca; un pro habitual del Peugeot Tour y con recientes apariciones en el Tour Europeo (también sponsorizado por otras marcas), un jugador de club hcp. 2 y un jugador hcp. 10 y un hcp.20.

Las bolas de prácticas han sido bolas “de verdad”, Callaway de dos capas, nada de bolas range cuyo vuelo y distancia no serían representativos. En el campo, al menos se han jugado 10 vueltas antes de sacar conclusiones.

 

EL DRIVER R11

Nos decantamos por el 9º, ya que entendemos que ante la opción de poder configurar su loft en +1 o -1 grado, abarca perfectamente las preferencias de los probadores. De esta forma y sin entrar en detalles de sistema de ajustes, de FCT, ASP o MWT, en segundos puedes disponer de tu driver en 8º o en 10º aflojando y reapretando un solo tornillo. Esta no es una novedad de este año, ya que el R9 ya lo incorporaba, al igual que el sistema de tornillos movibles para favorecer el vuelo al fade o al draw. Lo que si es una novedad es el ASP, una pieza hexagonal en la suela del palo (roja) que dependiendo de en que posición se coloque presentará la cara cuadrada, dos grados abierta o dos grados cerrada. Curiósamente, los dos pros y el hcp. 2 inmediatamente la colocaron en posición abierta, quizás acostumbrados a sus drivers versiones Tour, que normalmente presentan esta particularidad.

Con la varilla de serie, tanto en R como en S la primera sensación que se tiene, a pesar de ser un driver de Swingweight D4, es de ligereza. No llega a ser tan acusada como en su hermano menor el Burner, pero si que llama la atención. En parte es debido a su varilla de tan sólo 59 gramos. Esta varilla, si bien puede ser perfecta para hcps. medios y altos se quedará muy escas para hcps. bajos y pros.

Una vez ajustado a la preferencia de cada uno, empezamos a dar bolas. Todos coincidimos en lo mismo: las varillas de serie de la versión normal aparentan ser más blandas de lo anunciado, siendo la Fujikura Blur stiff equivalente en sensación a cualquier Regular de otra marca. Estoy seguro que más que un problema de rigidez esto se debe al peso de la varilla.

Este aspecto de ligereza le va como anillo al dedo a los hcps. mayores, que se encuentran cómodos y sorprendidos desde el primer momento. Cómodos porque esperaban un driver muy técnico y difícil a priori, y cómodos porque ven como sus golpes alcanzan distancias hasta ese momento desconocidas para ellos.

La varilla trabaja muy bien, flexando lo justo y manteniéndose estable en todo el swing, ayudando a los jugadores de menor velocidad de palo. El mejor ajuste coinciden en que es en 10 grados y al draw. El vuelo de bola de esta forma en sus manos es más bajo que con sus drivers habituales, con mucha más rodada y menores efectos laterales, pero primando sobre todo la distancia total.

Ya con una varilla de 77 grs. Y en manos de los pros y el hcp. 2 empiezan las exigencias al driver, intentando dibujar draws y fades, bolas bajas y altas, y un sinfín de pruebas.

Las conclusiones son unánimes destacando por encima de todo dos puntos fuertes; lo largo que va y el poco spin que genera en la bola. Aquí es donde el R11 presenta su punto fuerte, es perfecto para buscar efectos, transmitiendo en todo momento una sensación al jugador de cómo ha sido exactamente el golpe. Exquisito.

Un driver que puede ser el Dr. Jekyll con varilla de serie siendo capaz de llevar lejos tu bola si tienes un swing lento, o Mr Hyde si buscas exprimir hasta su última posibilidad.

A los pros les encantó su diseño y su cabeza de 440 cc.; a los amateurs lo fácil que se cuadraba y lo largo y penetrante de su vuelo.