Por José Luis Márquez, profesional de Snake Eyes/Golf Smith España
El famoso 'huevo frito' es uno de los mayores quebraderos de cabeza en un campo de golf. Cuando llegamos a un bunker y vemos nuestra bola clavada en la arena en su propio impacto el día se nubla…
Bien, en realidad, no debemos esperar una sacada perfecta desde un 'huevo frito', pero se pueden minimizar los daños.
Lo primero a tener en cuenta: No debemos olvidarnos de hacer lo que siempre se hace cuando se entra en un bunker, que es hundir ligeramente los pies en la arena moviéndolos. De este modo anclamos mejor el cuerpo a un terreno más firme y, además, nos sirve para obtener información sobre el estado de la arena.
En segundo lugar, y contrariamente a lo que pueda pensarse, en más de un noventa por ciento de los casos lo que hay que hacer ante el temido 'huevo frito' es fortalecer la cara del palo, y no abrirla, como solemos hacer en un golpe normal desde la arena. Así, haremos que la cara del palo pierda grados, pues no se trata del clásico golpe de explosión en la arena, pasando por debajo, sino que hay que ir decididamente en contra.
Stance: Hay que exagerar sin miedo el peso en el pie izquierdo, con la bola retrasada en el stance, esto es, más cerca del pie derecho (a la inversa todo en el caso de un zurdo).
Gesto técnico. El golpe debe ser seco, con una subida de palo de tres cuartos, aproximadamente. La terminación del swing debe ser corta, parecida a la del clásico golpe de punch, pero aún más corta todavía. En general, se trata de hacer un swing más vertical, o lo que en lenguaje de la calle llamamos un pequeño 'hachazo'…
Resultado. El objetivo es sacar la bola del bunker, eso ya está bien para un amateur medio. Como pegamos con la cara del palo fortalecida el golpe saldrá más bajo y con una clara tendencia a rodar mucho, así que hay que elegir bien la zona, para tener el espacio suficiente, renunciando incluso si hace falta a tirar en dirección a bandera.
