Por Pedro Fernández
Andaba yo a mis cosas el domingo de la Ryder de Medinah.
En el vestuario de Europa, despistado, en mitad de la grandiosa celebración. Y de repente escucho una voz que dice «¡eh! big guy, thank you for your support».
Era Justin Rose y me estaba hablando a mí. Sí, a mí. Un tío genial. No fue la única conversación que crucé con él.
Es un crack espectacular, muy parecido a Martin Kaymer. Un deportista nato. Ahí donde lo veis, que parece un poco tímido, que anda en su mundo… Nada de nada. Le gustan todos los deportes. Es encantador. Hablamos mucho de baloncesto, de la NBA. Es de Miami Heat y flipa con Lebron James. Precisamente, entre comentario y comentario, me soltó: «tú eres como Lebron de alto, ¿no?»
Mientras trataba de asimilar que los nombres de Lebron y Pedro Fernández estuvieran en la misma frase y hablando de baloncesto, le respondí: «sí, más o menos, pero pizca arriba o abajo es el doble de ancho…».
Hicimos mucha amistad. Posó para mi cámara en medio de la celebración, como podéis ver en el vídeo, y hablamos mucho. Me dio la sensación de que, junto a Poulter y los españoles, es el que más vivió el tema de Seve. Le tocó la fibra. Estaba emocionado.
Recuerdo que charlamos sobre la psicología en el deporte de alta competición. Yo le expliqué que estaba alucinado con la fuerza mental que requiere el golf. Si un día no estoy inspirado en ataque en baloncesto, siempre puedo rebotear, defender bien, hacer un bloqueo, meterle un cabezazo a alguno (jajaja), tirarme al suelo por un balón… y siento que ayudo al equipo y que la gente me aplaude. Pero en golf no. Te tienes que aguantar tú solo y comértelo como puedas. Duro.
Como jugador no descubro nada. Es impresionante. Tan bueno como estudioso. Le encantan las estadísticas. Me recuerda a Pedro Robles, el escolta que fue compañero mío en la ACB. Era muy ‘porculero’ con los números. Siempre te estaba dando algún dato. ‘Pillé’ a Rose con un montón de estadísticas, viendo vídeos, empapándose. Un ejemplo. Y después, sobre su swing, qué puedo decir… Me encanta su rutina. Es muy peculiar. Concentración pura y dura.
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