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Sigo haciendo la digestión de Agadir, donde hasta la ropa del último día la dejé en la papelera, borrando las últimas pruebas de los restos del naufragio…

Qué feo es un torneo sin público, quince personas contadas en el green del 18 un domingo es una fealdad, un quinario, un cine sin nadie. Y nosotros dentro de las cuerdas sintiéndonos nadie más uno, cada cual. Sí, dentro de las cuerdas… Cuerdas que no delimitaban nada, pues nadie había en su exterior, por la prohibición y hermetismo bizantino de una seguridad desmesurada y absurda.

Dejar la bola a un palmo desde 200 metros y que nadie aplauda es como jugar tras la bomba de neutrones, una especie de limbo-golf demasiado frío.

Muchas han sido las mejoras de Marruecos, sólo falta que se parezca a un torneo de golf, ya que extramuros del palacio todo han sido parabienes y hospitalidad.

Un campo, el Ocean, haciendo de segundo recorrido, donde disputar una vuelta con amateurs y otra en el principal Le Palais con amateurs también. El Palais Royal se defiende solo. Que te pille es cuestión de tiempo y si no te echa mano es que has tenido suerte… Suerte que desafortunadamente ningún español ha tenido allí…

Nadie en el top25 es una "rara avis", que tardará tiempo en volver a suceder, pero en el golf puede pasar de todo. Todas las palabras de 4 letras estaban ocupadas hace 3 siglos, por eso le pusieron GOLF.

En el Ocean 18 banderas extremas hicieron que los amateurs levantasen bola una y otra vez o firmasen ochos y nueves que a nadie divierten, y que les pusieron odiando los palos por unos cuantos días. Y encima pagando. Dos primeros días de sol extremo para dar paso a un nublado fin de semana, donde nos trajimos un varetazo en cada muslo. Una que pega en un árbol y se va al agua, otra bola perdida, un puntazo corrido en la carótida en forma de doble bogey, y una cornada envainada en la femoral más allá del plano oponeurótico en forma de 75…

Al que le siente bien no rematar un domingo es que ni siente ni padece y aquí el bajío lo llevamos metido hondo. Sólo deseo que llegue el sol de Malasia y hacerle un traje a medida al Kuala Lumpur Golf & Country Club…

Kasta en quechua significa Familia, trabajo en equipo, responsabilidad y la creatividad de ella derivada. Pues bien, la generación actual de jugadores españoles del European Tour es una Kasta que, unida al Genio de cada uno de ellos y a la Bragueta (porque jugarse el físico al golf profesional cada semana es correr en un alambre regado con aceite de coco), nos da KGB. Kasta ,Genio y Bragueta. Somos la KGB, señores.

En 1990 decidí poner mi orgullo en el mercado al trueque y no tenerlo nunca más, para siempre, rebautizado. Lo cambié en el zoco de Nador por una lata de sardinas en tomate y creo que salí ganando. Hoy lo retomo para sentirme orgulloso de poder trabajar en el golf español.

Un saludo. Pablo De Luxe.