Por ROBERTO URPÍ, Profesional del Real Club de Golf de Sevilla
Voy a tratar brevemente un factor de vital importancia para la realización de un swing consistente: la extensión de los brazos a través y después del impacto…
Un error habitual en el amateur: en un intento por acucharar la bola encoge los brazos en el momento del impacto, lanzando el palo hacia arriba y creando un ángulo de lanzamiento ascendente. Es como si existiera el temor a que la bola no suba, cuando en realidad hay que dejar trabajar a los grados del palo… De este modo, se 'fabrican' golpes inseguros y, sobre todo, poco consistentes.
En realidad hay que tener la clara sensación de acabar los golpes con los brazos completamente extendidos después del impacto. Si ustedes supieran la cantidad de alumnos que he tenido que se han quedado sorprendidos después de verse en video… Ellos creían que más o menos completaban esa amplitud de brazos de la que hablamos, pero después de verse se dan cuentan que no es así.
Recurramos a la imagen de los profesionales de élite. Seguro que han visto fotografías del swing de grandes jugadores; incluso, secuencias fotográficas donde se abarca el movimiento completo del swing. Pues bien, fíjense sencillamente en cómo tienen los brazos extendidos después de pegar a la bola (fíjense, por ejemplo, en Niclas Fasth en la foto con la que ilustramos esta clase).
Ejercicio sencillo de corrección. Para adquirir esa 'rutina' de extender los brazos a través del impacto es muy bueno realizar medios golpes con un palo corto, pasando a tavés de la bola y acabando con todo el peso sobre el pie izquierdo y los brazos completamente extendidos a la altura del pecho. Repita este ejercicio con ritmo, con tranquilidad y tratando de adquirir una sensación que para mi es fundamental en golf: hacer un swing en el que nos 'encontramos' la bola; no se trata de ir a golpear la bola, sino de pasar a través de ella.
