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La huida hacia adelante del circuito europeo

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Por Gerardo Riquelme, redactor Jefe del diario Marca
El Circuito Europeo barrunta la posibilidad de firmar distintos acuerdos con homólogos de otros continentes con el único objetivo de parapetarse ante el arrollador empuje de PGA Tour, el Circuito Americano que este año acabará entregando a un jugador un cheque de 10 millones de dólares por haber ganado un torneo de cuatro días.

La medida es aplaudible únicamente porque las ideas comienzan a brotar del bureau del Circuito Europeo, estancado desde hace años hasta convertirlo en una categoría menor, y porque brotan desde la realidad. "Nosotros no vivimos en un mercado de un solo país y con sólo unos intereses", razonan. Y por ello han decidido invadir los mercados de China y Australia, países en los que ya celebran torneos (más incluso en China que en Escocia), con el fin de unir lazos con los grandes torneos.
El problema es que desde el European Tour lo que se potencia es el golf como una profesión y no como un trabajo. Tienen 200 ó 300 socios, los jugadores, 200 ó 300 jefes, en definitiva, y su única obsesión es darles empleo, independientemente de la calidad que ofrezcan. Y para ello emplean una política de acumulación de torneos menores que semana tras semana emite Sky y Digital + sin apenas interés. Torneos en los que figuran dos o tres jugadores del top 100 mundial y que son infumables. Provoca saturación y cuando llegan los torneos relevantes como el BMW Championship, el personal ya no distingue.
La única manera de proteger al Circuito Europeo es que la Orden de Mérito no fuera la acumulación de todos los botines del año. Tendría que ser algo más selecto. Una clasificación en la que, por ejemplo, puntuasen los cuatro grandes, los tres campeonatos del mundo, el BMW Championship y luego, por elección del propio jugador, hasta un máximo de cinco torneos de menor pelaje. Eso evitaría que la Orden de Merito la ganara un tío por acumulación de peonadas. Lo haría el jugador con más clase. Y en la búsqueda de los torneos de menor pelaje, probablemente las estrellas europeas se evitarían entre ellas y se repartirían más. Es el momento de arrojar ideas para no ser devorado definitivamente por Tim Finchem.