Ganar, ganar, ganar. La panacea. Pero no siempre es posible. En Australia, por ejemplo, Rafa Nadal lo tendrá poco menos que imposible ante un Djokovic feroz, absolutamente inabordable. Por si quedaba alguna duda tras la final de Qatar ya disponemos de la exhibición del serbio en primera ronda ante un joven coreano, Hyeon Chung, que va a dar mucho que hablar. Pero mucho. Es bueno de verdad.
Ganar, ganar. Pero valoremos en su justa medida el enésimo regreso de Rafa, el mejor deportista español de todos los tiempos. Duelen a la vista, incluso al pudor, algunos comentarios despectivos sobre el tenista vertidos aquí y allá. Montoncitos de excrementos apilados en nombre de la libertad de expresión, faltaría más, la ignorancia y, sobre todo, la mala educación.
