Terminé la Final del Banesto Tour con una vuelta de 78 golpes. Era mi debut como profesional y no ha sido el resultado ideal, está claro, pero me llevo cosas positivas…
No sé muy bien qué ha pasado en la última ronda, pero de repente empezó a salir todo mal. Algo sucedió, cambió el chip y no conseguía pegar buenos tiros. Me sentí mucho más cómoda en los greenes, el mejor de los tres días, pero tampoco entraban y yo creo que eso me fue encendiendo poco a poco. Entre unas cosas y otras no salían más que bogeys. En un momento de la vuelta, cuando ya iba +6, me dije ‘Marta, para de hacer bogeys porque no acabas…’ y al menos pude terminar con buenas sensaciones. Acabé con dos birdies y más contenta.
Como os dije, no ha sido el resultado soñado, ni mucho menos, pero hay cosas buenas. En realidad, aunque siempre lo quieres hacer muy bien, afronté el torneo como un banco de pruebas para ver cómo estaba mi juego y las conclusiones son positivas. Es un momento de transición, con cambios y creo que estoy haciendo un buen trabajo en la academia Jason Flyod de Marbella. Estoy más a gusto con el swing y pienso que es el camino. Además, como me dijo mucha gente ayer, si en un mal torneo paso el corte y acabó en el puesto 25º tampoco es para volverse loca. En cuanto juegue un poco mejor y me salgan las cosas sé que podré estar arriba.
Hoy me vuelvo a Marbella para seguir trabajando duro en la academia. Ya no paro de entrenar hasta la primera semana de diciembre, que juego la Escuela del Ladies European Tour, el gran objetivo del año. Ojalá salgan las cosas bien.
* Foto de Fernando Herranz
