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Que nadie se lo cuente…

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Por Alejandro Rodríguez

Hay determinados acontecimientos en el mundo del deporte que simbolizan un cambio de era. A veces, se trata sólo de una imagen, de un gesto, de una palabra, de una victoria…

Es algo que se nos queda grabado de tal manera en la retina que empezamos a ver todo de una manera distinta…

Ocurrió en el tenis con Arantxa Sánchez Vicario, con sus triunfos, con su muñequera con la bandera de España, con su ¡vamos!, con ese extraño sistema que adosaba a su espalda para acoplar la bola, con sus pelos… Tuvo un efecto extraordinario. España empezó a hablar de tenis en femenino. Sí, estaban Jim Courier, Michael Chang, Agassi, el inicio de Sampras… Pero aquí sabíamos, sobre todo, de Steffi Graff, Gabriela Sabatini y Conchita Martínez.

El golf español anda buscando su ‘Arantxa’ y la tiene ahí, muy cerca. La cantera femenina española es un filón de diamantes. Esta noche tendremos uno de esos efectos de los que hablamos. Es sólo el primero, vendrán más.

Azahara Muñoz disputa el Kraft Nabisco Championship. La malagueña, aún amateur, juega el primer grande femenino de la temporada, rodeada de las mejores jugadoras del mundo. Sólo con estar ahí, en California, ya es un éxito, pero como se le ocurra (y talento tiene para hacerlo) formar el taco… Preparen su retina. Será Azahara, o Carlota, o Belén, o Marta… Pero alguna será. Y empezaremos a hablar con naturalidad del golf femenino. Se hablará de Lorena Ochoa, de Karrie Webb, de Paula Creamer… Y entre todas ellas, las españolas.

Azahara comparte partido con la número 1 de Europa, Gwladys Nocera. Sale en el penúltimo partido, sin nada que perder. Vayan preparándose, por si acaso. Para que nadie les cuente aquel día en el que el golf femenino vivió el efecto ‘Arantxa’.