Miguel Vidaor, Director de Torneos del European Tour, nos da una lección magistral comentando las venturas y desventuras vividas esta semana en Fontana Golf Glub, durante el Open de Austria (donde él precisamente ha ejercido como director de torneo) que tuvo que jugarse a 54 hoyos a causa del temporal de agua… y rayos…
La intrahistoria de un torneo de golf del máximo nivel puede llegar a resultar apasionante. Son miles de detalles a tener en cuenta, miles de matices que intervienen en su desarrollo. En Austria hemos vivido una semana especialmente intensa…
Martes 3 de junio: cayeron 30 litros/metro cuadrado y un granizo considerable. La cosa empezaba con problemas.
Miércoles 4 de junio: caen 15 l./m2 y el campo se resiente notablemente. Suspendimos un partido de exhibición previsto para ese día y el Pro-Am.
Jueves 5 junio: Se pone a llover desde las 5 de la madrugada y hasta las 10 horas. Caen 35 l./m2. En total, 80 litros/m2 desde el martes hasta las 10 horas del jueves. Las calles estaban sencillamente injugables. Estuvimos retrasando hasta seis horas el inicio del torneo para ver cómo recuperaba el terreno, pero se toma la decisión de no jugar. No hay una regla escrita que especifique cómo y cuándo el campo está injugable. Nosotros tenemos un baremo interesante: cuando levantas bola en calle a causa del agua, la regla dice que tienes que moverte a seco, no a un punto menos mojado… De este modo, estuvimos comprobando que en mucha ocasiones una bola perfectamente situada en calle, había que moverla a posiciones mucho más complicadas (a lo mejor, entrando en juego un árbol que dificulta el tiro) y eso no es justo para el jugador.
A partir de aquí hay que tomar la primera gran decisión. Yo, como director de torneo, tengo la potestad de establecer un corte después de las dos primeras jornadas (en este caso el sábado, después de disputarse el segundo día), en 50 jugadores y empatados, pero eso sólo se puede hacer si vas a jugar 36 hoyos el domingo. Y el parte meteorólógico era dantesco. Jugar el lunes no era recomendable ni casi posible con la Eurocopa de Fútbol en marcha y el consiguiente problema con los horarios de satélite televisivo y de reservas de plazas hoteleras.
Es muy importante el 'timing' de las decisiones, el momento de comunicarlas: no les puedes decir a los jugadores a mitad de la segunda vuelta que el torneo va a jugarse a 54 hoyos, porque eso afecta directamente a su estrategia de juego. Así que todos salieron a jugar el sábado, segundo día, conociendo que el torneo quedaría reducido a 54 hoyos.
Siempre buscas el modo de jugar los 72 hoyos estipulados, pero si no se puede… Es mucho peor suspender el torneo el domingo, por ejemplo, sin haberse podido disputar los 36 hoyos a causa del mal tiempo y proclamar un ganador sin que se haya podido acabar.
Sábado 7 de junio: es difícil entender cómo no nos cayó un rayo en el campo… Un dato: cayeron hasta 40.000 rayos en un radio de 500 kilómetros. Pero todo tiene su explicación: el European Tour tiene contratados los servicios de Mobile Weather Team, una empresa equipada 'hasta los dientes' para predecir los cambios y movimientos meteorológicos. Por ejemplo, cuentan con el Thorguard, un aparato que detecta los rayos y su situación. Se veían los rayos caer, pero como podéis imaginar nunca se puso en riesgo la integridad de nadie: se ven rayos, pero pueden estar cayendo a muchos kilómetros de distancia. Por cierto, ¿sabéis que una de las razones por las que un jugador puede dejar de jugar sin consultar con nadie son la presencia de rayos? Ellos saben, en todo caso, que el European Tour cuenta con estos avances. Y confían en nosotros.
Llegaba la gran última decisión: salir el domingo a jugar por un solo tee para acabar sobre las 17,30 horas, o salir por dos tees y acabar mucho antes, que es lo que yo aconsejé en vista de lo que se avecinaba (las decisiones se debaten entre varias partes: el circuito europeo, organizadores, televisión…). Así se hizo. Y aún veíamos rayos caer en el hoyo 18 de la última jornada…
