Cuando el maestro Gardel en su incunable tango “Volver” cantaba aquello de veinte años no es nada evidentemente no hablaba de Golf…
Porque puede que no sean nada en muchas otras cosas, pero en este deporte, veinte años es un mundo, un abismo, un largo viaje a través del cual prácticamente nada es lo que era. Aunque pensándolo bien, veinte años después todo sigue siendo lo mismo; al final hay que meter la bola en el hoyo en el menor número de golpes posibles, pero la manera de hacerlo y sobre todo, las herramientas para hacerlo, se parecen lo mismo que un huevo a una castaña.
No hace tanto, cuando Sir Nick Faldo levantaba Majors, Colin Montgomerie ganaba su séptima Orden de Mérito o el gran Seve perdía un Volvo Masters en una madriguera del 18 de Valderrama, los mortales que intentábamos jugar a algo parecido al golf, disponíamos de un limitado muestrario en lo que a 'herramientas' se refiere.
Hablar de varillas era limitarse a stiff o regular; los wedges de diferentes grados no existían, tan sólo estaban el PW y el S, y el que lucía en su bolsa un flamante L era envidiado por todos; los drivers de madera se agrietaban por los tornillos que sujetaban las caras de resina (hueso en el mejor de los casos) al golpear aquellas bolas duras como piedras, abolladas tras cada filazo. Y así podíamos rememorar muchas cosas que al jugador que lleve en este deporte menos de 10 años casi pueden sonarle a pieza de anticuario. El avance en lo que a materiales respecta ha sido apabullante.
Hoy no sólo podemos disponer de más de 5 durezas de varillas diferentes, sino que cada una la podemos encontrar con características diferentes, lo que nos hace disponer de hasta 30 versiones de un mismo modelo candidato para nuestros palos. Un driver ya no es un driver, sino que son configurables hasta el punto de tener 6 drivers en uno. Las bolas, sin ir más lejos, desde las 'una pieza' hasta las modernísimas 5 capas. Hemos pasado de la madera Persimon al titanio o el Composite. Palabras como bend point, MOI, torque o Factor Maltby se hacen imprescindibles a la hora de elegir un palo adecuado a nuestras características físicas y técnicas. Y no debe hacerlo cualquiera. Porque igual que para diagnosticar dolencias y prescribir tratamientos están los médicos, igual que para hacerse un traje a medida están los sastres, igual que para construirnos una casa están los arquitectos, para configurar nuestra bolsa de palos está un clubmaker. Y de la misma forma que la automedicación es peligrosa, una bolsa mal configurada puede convertirse en el motivo que nos impida progresar y llegar a hacernos odiar este deporte hasta el punto de dejarlo. Si nunca calzarías unos zapatos tres tallas más pequeñas que la tuya; si nunca pondrías a tu coche ruedas de tractor o si jamás buscarías el remedio a una enfermedad en internet, tampoco lo hagas con tu golf. Puede que lo lamentes de por vida.
En Ogmios Golf somos profesionales del Clubmaking; estudiamos cada día casos nuevos, aplicamos lo aprendido en años de trabajo y creemos que tenemos tanto los conocimientos como los materiales necesarios para trabajar sabiendo qué tenemos entre manos.
Hace unos años un jugador tenía que adaptarse al escaso material del que disponía; hoy, nosotros adaptaremos el material a las necesidades de cada jugador. A través de una serie de artículos intentaremos que conozcáis cada día un poco más del material, cómo funciona y por qué; qué le conviene a cada jugador y qué debe buscar. De forma amena y simple, sin demasiados tecnicismos ni anglicismos. En resumen, intentaremos acercar el apasionante (y cada vez más necesario) mundo del Clubmaking al jugador de golf, independientemente de su nivel de juego o de su hándicap, de si es jugador de fin de semana o competidor habitual.
Para mejorar entre todos, para seguir aprendiendo entre todos, para disfrutar más entre todos nace esta sección en Ten-golf donde con diversos artículos, test y pruebas intentaremos aportar algo de luz.
De igual forma intentaremos responder a las preguntas que se nos puedan plantear por parte de los lectores de Ten-golf.
Por Daniel Palma
