Inicio Blogs Firma Invitada Revolcones

Revolcones

Compartir

Hola a todos desde Loch Lomond. Hace meses que no escribía por aquí, pero por qué no, esta semana es perfecta para recapitular y poneros al día de lo que han sido estos últimos meses. Curiosamente coincide que esta semana es casi por tradición la elegida entre los pros para analizar cuánto dinero se lleva ganado y cómo pinta el tema…

Tras Loch Lomond uno está casi obligado a hacer balance y a planificar según las circunstancias. Se vea el último tercio del año negro o rosita, es a partir de ahora cuando nuestro tour va repartiendo las etapas de montaña particulares. De aquí y en adelante (Hong Kong será la última semana puntuable antes del Race to Dubai) el tour tiende a convertirse en un sálvese quien pueda. Todo vale ya. Empiezas a ver pasar más bolas con rayitas en el putting green. Menos tees altos. Más swings cortitos y “palante”. Espectáculo nada pretty.

Por regla general nadie tiene el menor interés en oír lo que le pasa al otro. Es un inmenso coñazo la gente que no tiene abuela y tampoco la necesita. Como bien decía mi coach Mike Holder, a la mayoría le importa un comino lo que me haya pasado o dejado de pasar, el resto desearía que me hubiera ido peor. A excepción de Belén Esteban, no es nada entretenido para los demás hablar de uno mismo. Iría a la tumba creyendo en ello. O deseando que fuera así. Así que espero ser breve en lo que queda de página.

Empezar la temporada ganando quita de un plumazo la preocupación evidente a estas alturas del año. Sé que ganar no es fácil y que hay mucha gente con mucho más talento y más horas que se lo merecen mucho más. No obstante, es viernes y vuelvo a sentirme impotente al tener que hacer las maletas antes de tiempo. Es frustrante saber que mi única preocupación otro viernes por la tarde es sacarme el vuelo en el que me pelearé con la del mostrador de easy jet por llevar 5 irrefutables kilos de exceso. Forma nada positiva de empezar el fin de semana y el karma por los suelos. La bolsa del tour sin palos pesa los inteligentemente estipulados 12. Otro día más sobre trucos del viajero con exceso de equipaje.

Es mi octavo corte fallado del año y llevo desde diciembre sin pasar del puesto 36. Entre torneo y torneo del tour, hace unas pocas semanas tuve la oportunidad de jugar mi segundo Major de mi vida en Pebble Beach. Al menos puedo decir que disfruté de los revolcones los cuatro días, como correctamente anunciaban en Marca. Por fin una noticia profesional y con fundamento en esa sección de golf. Se ve que el idilio sólo lo tienen con Sergio. Periodismo del güeno. Lo del pobre chaval con ese periódico es de risa. Un titular el año pasado cuando andaba segundo del mundo o por ahí leía algo así como “el niño vuelve defraudar a todos al terminar tercero en América”. Toma del frasco Carrasco. Esto es Hollywood.

Seguiría escogiendo un revolcón en Pebble cada día del resto de mi vida, pero no estaría de más empezar a consolidar mi juego en lo que queda de año. Mi juego corto deja mucho que desear en el campo. Esta parcela siempre ha sido la base de mi juego las semanas que he rendido y en mis mejores días como amateur. Estas dos últimas semanas han sido tan dolorosas que ha sido obvio ver dónde estaban los fallos. Lo mejor de tener malos resultados es que te da fuerzas para analizar y reanalizar dónde están los fallos y cómo quitarlos.  Obviamente, es un proceso y el cambio no suele ocurrir de la noche a la mañana, pero tengo la sensación de que los resultados andan cerca. A veces es complicado ser optimista cuando las estadísticas están en tu contra y los resultados no ayudan. Sin embargo, si algo aprendí durante los dos últimos años es que ser duro con uno mismo en estos momentos sólo alarga el proceso. Es bueno que los malos resultados piquen. Más preocupante es cuando empiezan a no tener tanta repercusión en uno. Al final hay que tomarse las cosas con filosofía. Tranquilamente. Ser analítico y perseverar en el intento es una buena opción. Aplicarse el cuento es la mejor.