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Ridículo Williams

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Por David Durán

Como era de esperar, la reciente relación profesional entre Adam Scott y Steve Williams ocupó buena parte de la inmediata rueda de prensa que el jugador australiano concedía tras su victoria en el Bridgestone…

Minutos antes, el ex caddie de Tiger Woods, había dicho a los medios que este triunfo junto a Scott había sido el más grande de su carrera. Sentencia increíble en boca de alguien que ha ganado trece ‘majors’ con su anterior ‘jefe, al margen de otras decenas de victorias, entre las que hay que incluir precisamente siete en el Bridgestone. Unas palabras que, más allá de la euforia del momento, entendemos como un latigazo de despecho y, en definitiva, como un torpedo a la línea de flotación de su ya maltrecha relación de amistad con Woods.

Cada cual manejará su opinión al respecto. A un servidor, las palabras de Williams le parecen tan innecesarias como ridículas. Casi patéticas. La caballerosidad y la galantería nunca han sido el punto fuerte del iracundo y extraordinario caddie neocelandés.

Scott, por su parte, reconocía públicamente la influencia de Steve en el éxito. En primer lugar, por el conocimiento profundo y exhaustivo que tiene el caddie del recorrido Sur de Firestone. Un conocimiento, por si no se acuerda Steve, labrado también a lo largo y ancho de más de sesenta vueltas, entre prácticas y competición, junto a Tiger.

El australiano, además, hacía referencia a ese espíritu competitivo y decidido de su actual caddie. Y a su pasión. No cabe duda de que la determinación y convicción de este caddie son un valor añadido al juego de cualquier campeón.