Por José Carlos Gutiérrez, profesional del Real Club de Golf de Sevilla
El driver es un palo muy goloso. Cualquier aficionado que esté empezando desea agarrar cuanto antes ‘ el palo gordo’ de la bolsa y ponerse en el tee de prácticas a dar hachazos uno detrás de otro…
Es un palo que no resulta fácil dominar, especialmente si queremos hacer distancia y pegarle recto, pero seguro que si tenemos algunas cosas claras, nos será más fácil. Yo siempre doy el mismo consejo a mis alumnos: intenta no cambiar prácticamente nada en el swing. Hay que hacerlo igual que con cualquier hierro de la bolsa. A veces, resulta difícil entender este concepto, pero es básico.
Lo único que cambia con el driver en la mano es la velocidad de la punta del palo, que evidentemente es mayor que en un hierro y que debemos situar el ‘stance’ algo más al pie izquierdo (derecho para los zurdos). El resto no debemos tocar casi nada. Simplemente, al cambiar la postura, modificamos algo el plano y la línea del swing, pero sale solo.
Muchas veces, los aficionados tienen la idea en la cabeza de que al driver hay que pegarle más fuerte y eso no es verdad. Ahí empiezan los problemas, ya que hay una tentación a acelerar las manos y así es casi imposible que el palo llegue cuadrado.
La fuerza del impacto nos la va a dar de forma automática la propia velocidad de la cabeza del palo y es más que suficiente.
Otro día hablaremos de la importancia de elegir el driver que mejor se ajuste a nuestras características como golfista…
