Por Pedro Fernández
Apuro las últimas horas antes de partir a Londres con un no-sé-qué en la tripa que no me deja tranquilo… ¿Habré hecho yo maletas en mi vida? ¿Tendré yo el culo pelado de coger aviones?… ¡Pero si casi he pasado más horas en terminales de aeropuerto que en el salón de mi casa! Pues bien, no sé muy bien cómo explicarlo, pero este viaje nada tiene que ver con los cientos que he hecho durante toda mi vida. Esto es muy especial y mi cuerpo lo ha detectado a la primera. ¡Ah! ¡La pajarita! ¡Por Dios que no se me olvide la pajarita…!
Escribo estas líneas mientras repaso por cuadragésimo octava vez en mi cabeza la maleta. Tengo un reto y pienso conseguirlo. Por primera vez estoy decidido a no olvidarme nada… Sí, sí, me dice mi Pepito Grillo particular en un nuevo intento por destrozarme los nervios. Tomo aire…
Pues sí, señores, me voy a la Ryder Cup a Chicago. El cóctel es explosivo: ilusión, ansiedad, nervios, felicidad, congoja, entusiasmo… Más de uno pensará a estas alturas que me he vuelto loco. «Pero bueno, Pedrito, tranquilo hijo, que no eres el primero ni el último que va a ver una Ryder Cup en directo, aunque sea en Estados Unidos». Ya, ya, es verdad, pero claro, aquí hay una diferencia, no voy de cualquier manera… A ver, cómo lo digo…
Será una experiencia increíble y voy a intentar compartirla con ustedes con toda la pasión que sea capaz de transmitir junto a mis buenos amigos de Ten-Golf. Voy a cumplir un sueño y quiero contarlo. En esta sección iré poniendo mis cosas, lo que vea, lo que escuche, lo que sienta, lo que me cuenten… Lo que pueda, claro, que yo sé muy bien lo que es compartir vestuario en un equipo profesional y entenderán que hay asuntos que me tendré que guardar, al menos durante unos años… Aquí iré colgando fotos y vídeos cada vez que sea posible y me encantaría contar con sus opiniones, sus ideas, sus dudas… Quiero que sea lo más interactivo para que ustedes vivan casi lo mismo que yo. También espero que me escriban a mi Twitter @pfernandezgolf. Intentaré ser lo más activo posible.
¿Y saben una de las cosas que más ilusión me hace de este viaje? Piensen, piensen… Un jugador profesional de baloncesto como yo, amante del golf, Ryder Cup… ¡Eureka! Conocer en persona a Michael Jordan.
Es más, así comenzó esta extraordinaria aventura. «Miguel, sólo te pido una cosa si ves la ocasión. Me haría muchísima ilusión que me trajeras un autógrafo de Jordan. Es mi ídolo. ¡De pequeño yo quería ser negro para parecerme a Jordan!», le comenté. Y Miguel, sin cambiar el gesto, me soltó «y por qué no te vienes y se lo pides tú mismo». Shock. Desde ese momento me tiemblan las canillas…
Así, de repente, sin previo aviso, el equipo europeo ha embarcado a su propio jugador de baloncesto. Tranquilos, jamás cometería la osadía de compararme con Jordan. Yo era mucho más leñero…
Así que no podía ser de otra manera, en esta Ryder seré, con su permiso, el Anti-Jordan de Europa, ‘Nuestro Anti-Jordan’.
¿Al final, metí, o no metí la pajarita? Repaso la maleta por cuadragésimo novena vez…
