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El Saler: 50 años de un recorrido único

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Cuenta la leyenda apócrifa que Javier Arana lloró al ver culminada su obra muchos años después de que visitara por primera vez aquella espectacular finca que lindaba con la costa cerca de L’Albufera. Dado el carácter circunspecto del que seguramente haya sido el mejor arquitecto español de campos de golf de la historia cuesta creer la anécdota, pero el carácter único de El Saler, una belleza entre dunas, pinos y la playa, salta a la vista y llega a los corazones. «Es una obra de arte que hay que conservar como si fuera un Picasso o un Dalí», declaraba Gonzalo Fernández-Castaño poco antes de la celebración del Open de España de 2013, y su afirmación está lejos de ser una boutade.

«Es una obra de arte que hay que conservar como si fuera un Picasso o un Dalí»

El mejor de los diseños de Javier Arana cumple 50 años y sigue siendo fiel a la máxima de su artífice. «La menor interferencia con la naturaleza es deseable, puesto que la naturaleza es el mejor arquitecto en la mayoría de los casos». Dunas, pinos y monte bajo se integran con el exigente recorrido que aprovecha a la perfección las ondulaciones naturales para ofrecer fluidez y variedad a los jugadores. Con calles firmes, greens de gran tamaño, un centenar de búnkeres y zonas arenosas custodiadas por las temidas uñas de gato, El Saler plantea un desafío en todos sus hoyos, ya sean los que están pegados a la costa y que recuerdan a los mejores links o los que se funden con el bosque mediterráneo circundante.

«La menor interferencia con la naturaleza es deseable, puesto que la naturaleza es el mejor arquitecto en la mayoría de los casos»

Por si el recorrido ofreciera poca variedad (es imposible encontrar dos hoyos similares en trazado y disposición), los vientos de la costa —llebeig, levante, poniente— añaden picante y convierten cada vuelta en una experiencia única e irrepetible. Y si el resultado se tuerce, el encanto del entorno es reclamo suficiente para disfrutar de una vuelta inolvidable. El Parque Natural de La Albufera ofrece biodiversidad y belleza, y en el recorrido es fácil ver charranes, gaviotas, abubillas, rapaces, limícolas y paseriformes que alegran el oído de los visitantes con su canto.

El Parque Natural de La Albufera ofrece biodiversidad y belleza, y en el recorrido es fácil ver charranes, gaviotas, abubillas, rapaces, limícolas y paseriformes que alegran el oído de los visitantes con su campo

Cuesta quedarse con uno de los hoyos y la diversidad del campo es otra de las excusas que llevan a querer conocerlo más a fondo, pero la salida del 18, desde una posición elevada y con el Parador enmarcando el green final, con el Mediterráneo al fondo y las dunas en el horizonte, es una de las muchas instantáneas inolvidables que deja El Saler.

Sede del Open de España en cuatro ocasiones y de un buen número de torneos de primer nivel, por El Saler ha pasado una espectacular nómina de jugadores encabezada por Bernhard Langer, autor del estratosférico 62 en la edición de 1984 del Open de España que sigue siendo el récord del campo. Por los calles y tees de El Saler también han pasado Seve Ballesteros, José Mari Olazábal, Sergio García, Miguel Ángel Jiménez, Nick Faldo, Colin Montgomerie, Padraig Harrington, Darren Clarke, Thomas Björn, Antonio y Nacho Garrido, Manuel Piñero, Ian Poulter, Justin Rose, Paul Casey, Lee Westwood, José Maria Cañizares, Pepín Rivero, Paul Lawrie, Ian Woosnam, Sandy Lyle, Vijay Singh y un largo etcétera de golfistas de talla mundial.

El Saler se beneficia de las magníficas infraestructuras hoteleras del Parador de Turismo, uno de los dos establecimientos de esta cadena, con el Parador de Málaga, que cuenta con campo de golf propio. Pero además de estas dos alternativas, los golfistas tienen a su alcance un buen número de opciones de alojamiento en Paradores con campos de golf cercanos, como pueden descubrir en la web http://www.golfenparadores.es/es. Las posibilidades de juego y alojamiento son innumerables y repartidas por toda la geografía española, sin duda una baza más de esta cadena hotelera de alta categoría que cumple también en 2018 su nonagésimo aniversario.

1 COMENTARIO

  1. A Javier Arana le pasa lo que a Berlanga. Si Berlanga hubiera nacido americano, Billy Wilder le hablaría de usted (y ya se que ese comentario le va a hacer torcer el gesto, Don Oscar). De haber nacido en el otro lado del Atlántico, Arana estaría en dos o tres Halls of Fame, sus diseños se disputarían las páginas en los libros de historia con los de Mackenzie, Ross o Trent Jones y alguno de sus campos sería sede de un torneo de campanillas. Por desgracia (¿por suerte?) nació español y aquí nos dejó su legado. Pongámoslo en valor y disfrutémoslo.

    Aprovecho por último para recomendar encarecidamente un libro sobre Arana: «Los Campos de Golf de Javier Arana» de Alfonso Erhardt Ybarra, 300 deliciosas páginas llenas de fotos.

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