En estas fechas tan señaladas, me atrevo a turbar la paz de sus hogares para darles la murga con la habitual recopilación de pronósticos para 2018. ¡Y todo son ventajas, ya que les ofrezco un método menos sangriento que hurgar en las entrañas de un animal cual arúspice etrusco, más limpio que rebuscar en los posos del té (o cualquier otra infusión de su gusto), menos psicodélico que desnucarse intentando seguir el vuelo de las aves y más barato que dejarse la pasta llamando a los 906 de Esperanza Gracia, Sandro Rey, Silvia Raposo, Octavio Aceves u otros individuos de similar pelaje!
Les ofrezco un método menos sangriento que hurgar en las entrañas de un animal cual arúspice etrusco
Los que sigan mis andanzas (sí, mamá, me refiero a ti) tal vez recuerden que el año pasado ya hice algo parecido en la web de Golf Digest, solo que, cual fullero necesitado de parné, decidí “cargar la suerte” en las diez predicciones que hice y me aseguré de salir del compromiso con un mínimo del 50% de aciertos. En efecto, mis primeros cinco augurios para 2017 los clavé: el islandés Thordur Gissurarson no ha ganado el Masters de Augusta; Andrew “Beef” Johnston no ha bajado de 80 kilos ni afeitándose la barba; John Daly ha seguido provocando ataques epilépticos con sus despliegues cromáticos; los rectores de Augusta National no han celebrado una jornada de puertas abiertas para golfistas de hándicap alto; y, por último (y aunque me pese) a mí no me han dado el Pulitzer. Cinco de cinco.
Con respecto a los otros cinco pronósticos “serios”, lo cierto es que no me fue del todo mal, aunque hubo algún patinazo de bulto. Se los resumo rápidamente, empezando por los aciertos. En primer lugar, escribí que Jon Rahm ganaría un torneo y que entraría en el top 50 del ranking mundial y el de Barrika se dejó los deberes hechos ya a finales de enero con su triunfo en el Farmers Insurance Open. También indiqué que Lydia Ko perdería el número uno del mundo, probablemente a manos de Ariya Jutanugarn, y así ocurrió en junio, aunque después la tailandesa sufrió la maldición de quien toca la cumbre y tuvo un tramo final de año complicado. Por otro lado, pronostiqué que el golf español sumaría seis victorias en los cuatro circuitos principales (PGA Tour, European Tour, LPGA Tour y Ladies European Tour) y me congratula decir que me quedé bastante corto. En el “debe”, fracasé al augurar un exitoso regreso de Tiger Woods, a quien le vi ganando un torneo y ascendiendo al top 50 del mundo, y fallé también al aventurar que ningún jugador ocuparía el número uno del ranking masculino durante 20 semanas consecutivas. Dustin Johnson y su regularidad se encargaron de desmentirme.
Este año les ahorro la bufonada de los cinco pronósticos “amarrateguis”
Este año les ahorro la bufonada de los cinco pronósticos “amarrateguis” y, si les parece, paso directamente a la chicha. Como verán, voy a insistir en algunas de las pautas del año anterior, y así nos reímos el doble cuando vuelva a meter la pata.
• Empiezo insistiendo con Tiger Woods, a quien veo ganando un torneo y volviendo al top 40 del mundo. Si me dejé llevar el año pasado por los cantos de sirena de su marca de birdies en el Hero World Challenge, ¿cómo no lo voy a hacer este año después de lo fino que se le vio, pese a sus intermitencias?
• En cuanto al ranking mundial, dos apuestas: Dustin Johnson perderá el número 1 antes del Masters de Augusta y Jon Rahm alcanzará ese primer puesto a lo largo de la temporada.
Dirán ustedes que el forofismo o las burbujas champaneras me han podido y no soy quién para llevarles la contraria
• Sigo con los órdagos: el golf español volverá a obtener seis victorias (o más) en los cuatro circuitos principales y sumará un major por segundo año consecutivo, bien sea en el ámbito masculino o en el femenino (Carlota, ¿te apuntas?).
• Y como sexto y último pronóstico, la Ryder de Francia se la lleva Europa, leñe. No termino de entender la euforia estadounidense pese a su gran victoria en Hazeltine y al gran plantel con el que sin duda contarán en Le Golf National. Allez les bleus et jaunes!
Dirán ustedes que el forofismo o las burbujas champaneras me han podido y no soy quién para llevarles la contraria, pero la euforia navideña hace que me sienta muy seguro de mis predicciones. Doce meses pasan volando, y en un periquete estamos haciendo balance y pasando bochorno. Hasta entonces, ¡feliz año y muchos birdies!
