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Buscando al diseñador de Carnoustie…

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Buenas de nuevo, para empezar quiero contarles lo último que me está pasando… Me estoy volviendo tarumba, como se dice por mi tierra, con el teclado de este ordenador inglés. Es increíble, el alfabeto lo tienen cambiado y para poner una simple tilde tardo una auténtica barbaridad… Estos ingleses son así…

Les escribo rodeado de gente, ya que ahora mismo estoy utilizando el Mac que tenemos a la entrada del hotel de Edimburgo, al que acabamos de llegar antes de poner mañana rumbo a ¡¡¡Spain!!! (sorry pero la eñe no está) (jajajaja). Pues eso, ¡¡tomorrow let's go to my home!!

Guadiaro y mi tío Bartolo me esperan para darme unas clasecitas de golf que me hacen falta (jaja). Esta semana he aprendido a tener paciencia, mucha tranquilidad jugando a este bello deporte que aquí en Escocia es casi una religión…

Hablando de serenidad, hoy todos los jugadores han tenido que tomarse esta mañana antes de salir su dosis en grado superlativo, porque no veas cómo se sufre en este links. Cualquier bote puede ser muy bueno o nefasto y los búnkers con esos temibles taludes te esperan como no se pueden hacer una idea… Algunos miden casi como yo de alto…

En el coche de cortesía que nos trajo hasta Edimburgo viajaba con nosotros Ronnie Black, un norteamericano que juega bastante bien a esto… y venía desquiciado con Carnoustie… Tranquilo, Ronnie, que la semana que viene estás en tú Arizona querida sin competir y rodeado de tu familia…

Más de un jugador ha necesitado hoy más dosis de paciencia… Por ejemplo, Mark Calcaveccia. El norteamericano se puso el traje de Jean Van de Velde y… ¡zas! ocho golpes para terminar el 18 de Carnoustie… Les digo un secreto: no es difícil hacerlo. Te colocas en el tee de salida y sólo ves ría y rough…

Aquí he aprendido esta semana que el paso del tiempo te da una experiencia que mucha veces los jóvenes no sabemos apreciar. Tom Watson lleva esa experiencia y sapiencia a su máxima expresión. ¡Grande Tom!

El martes me espera mi tío Bartolo para arreglarme algo más que el swing… a ver si me consigue hacer más birdies…

Les voy a contar varios secretos de la trastienda de la casa club de Carnoustie…

Los vestuarios han estado divididos en dos partes dependiendo de la letra del abecedario con la que empieza tu apellido, vamos, como en la escuela, cuando éramos peques. Cada taquilla viene con un souvenir que me llevo a casa: cartel blanco, letra azul, silueta del trofeo de campeón del The Senior y el nombre de cada jugador. Yo me llevo a casa el del más grande: Juan Quirós… Se lo voy a poner en la puerta de su habitación cuando llegue a casa… (jajaja).

Hoy además hice de profesor de castellano. Helen, miembro del European Tour, me pidió que le dijera a Txomin Hospital que le firmara un autógrafo a un chaval de seguridad del Player’s Lounge… ¡¡¡Y al final conseguí que se lo dijera en español!! ¡¡Óle!!

Por cierto, Yolanda la mujer de Txomin me decía hoy desayunando que estaba más delgado que en Suiza… Normal, Yolanda, es que aquí no hay esos helados de chocolate… ¡ummm! No tendrán ustedes por ahí alguno que enviarme a Guadiaro…

Por cierto, esto va para mi amigo Valentín García… Tranquilo partner que no tienes que enviar a Escocia a un grupo de operaciones especiales para rescatarme, de aquí regreso a casa y el martes estaré ya almorzando un salmorejo cordobés de los tomates del huerto de mi tío José…

¡Ufff! No veo el momento de llegar, aunque este país me impactó y me encanta. Pero quiero sol y tiempo para reflexionar y disfrutar de las vacaciones. Thomas Cook, el afamado conquistador británico, tiene en Dundee el barco con el que estuvo en el Polo Norte… Pues que sepas Mr. Cook que me has enseñado una cosa: Luchar por tus sueños sin importar el que dirán, ni el miedo al fracaso… Ahí queda eso…

Por cierto se busca nuevo destino, se aceptan sugerencias…