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El abrazo de Rocca y mi amigo Ricardo

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Tenía pendiente una buena charla con todos vosotros. Acabo de regresar de Portugal y lo primero que hago es sentarme a escribir. Tengo tantas cosas que contaros… Empezando, claro, por la victoria en Cannes. Pero hay mucho más: lo que me dijo Constantino Rocca justo antes de ganar, mi drive, la Escuela americana, los planes para final de temporada… Muchas cosas…

Qué ganas tenía de volver a ganar. No sólo porque llevaba tres años sin probarlo, sino porque estaba jugando al golf de una forma espectacular. No os lo podéis imaginar. Sabía que tenía que llegar. Estoy jugando muy fácil, cogiendo muchísimos greenes, sin dudas con mi swing… Iba todo como la seda, pero por una cosa o por otra no caía el triunfo. No lo podía achacar a la presión porque jugando así la verdad es que estaba muy tranquilo.

Es cierto que empecé la temporada con algunos problemas con el putt. Probé con el largo y, aunque la principio la sensación era buena, tuve que dejarlo y volver al corto porque me estaba haciendo un lío. Desde Holanda estoy con este putter y, aunque no se puede decir que esté metiendo todas, ni mucho menos, sí que tengo mucha más confianza.

No sabría decir si estoy en el mejor momento de mi carrera, pero sí que estoy jugando de tee a green de una manera impresionante. Es un año espectacular. Aún recuerdo cuando juegué el PGA en Estados Unidos. Las dos primeras jornadas compartí partido con Olin Browne y me dijo: "es increíble que falles el corte por un solo golpe cuando tú tienes juego para ganar aquí".

Ya sabéis que las victorias lo curan todo. Así que estoy muy contento. Os cuento cómo fue el triunfo en Cannes. Salí a tres golpes del líder el último día. No me planteé muchas cosas, simplemente hacer mi juego y a ver hasta dónde llegamos. Pero en el hoyo 2, un par 3 largo de casi 200 metros dejé mi bola a seis centímetros del hoyo. Hice el birdie y vi que el líder, que iba detrás mío, hizo bogey. Ya estamos a un golpe… Me dije. De todos modos, seguí a lo mío, jugué muy bien y también tuve la suerte necesaria para ganar. En el 15 pegué uno de los peores golpes que recuerdo, pero recuperé. Y en el 16 fallé el drive porque hablaron detrás mío justo cuando iba a pegar y me levanté. Sólo pude sacarla a calle, pero salvé un par muy bueno.

Iba controlando al americano que jugaba conmigo y con el que yo pensaba que me estaba jugando el torneo. Le iba marcando y todo iba bien. En el green del 18 pensé que tenía dos putts para ganar desde unos cinco metros, pero de repente miro la pizarra y veo a Des Smyth con el mismo resultado que yo. Tenía que tirar a meter para ganar, aunque con mimo porque tenía bastante caída y lo que no podía hacer eran tres putts. Se me escapó por la derecha y metí el de par. Desempate. Ahí escuché un grito desde fuera de las cuerdas: "tranquilo quirochi, no ha sido culpa tuya, es el hoyo que se ha movido". Era mi gran amigo Constantino Rocca y la verdad es que me dio mucha confianza. ¡¡Qué gran persona es Constantino!!

En el primer hoyo de playoff me pasó exactamente lo mismo. El putt de birdie se escapó por la derecha. En el segundo volví a jugarlo igual y se me quedó el mismo putt. Increíble. Tras veces seguidas. Está vez me dije que si se me tenía que ir por algún sitio sería por la izquierda. En cuanto salió la bola vi que iba para dentro. Fue una alegría enorme. Me abracé con Rocca y me acordé de toda mi familia y mis amigos. Especialmente de Ricardo Landa, de Reinoxmetal, patrocinador y sobre todo amigo. Estuve hablando con él unos días antes y me comentó que no andaba fino de la espalda. La victoria también iba para él.

Esta misma semana os vuelvo a escribir para contaros cuáles son mis planes de aquí a final de temporada y, sobre todo, qué pasa con la Escuela Americana.