“Vamos a montarla gorda”. Este era el mensaje que recibía en mi móvil el viernes a las 19:25. El malagueño había hecho su segundo 68 de la semana y parecía tenerlo muy claro. Los birdies aparecían con cierta facilidad y los errores, más de la cuenta este año, habían desaparecido de un plumazo.
Pero del dicho al hecho va un trecho, y había que demostrarlo en el campo. Y es ahí, en el Wittelsbacher Golfclub de Alemania, donde el joven de Guadalmina ha sido amo y señor del torneo. El recital de regularidad ha sido antológico, y el comienzo de hoy, en uno de los días más importantes de su vida, deja a uno sin palabras.
Permítanme que me emocione un poquito con este triunfo, pero es que han sido muchas las victorias que he narrado de este pedazo de jugador. Por momentos me he acordado de su triunfo en el Campeonato de España Absoluto (Puerta de Hierro) cuando en la última jornada también firmó un parcial de -5 en sus nueve primeros hoyos. Curiosamente, ese día también firmó 68 golpes, aunque era un par 72.
¿Y ahora qué?, dirán muchos. Con Hidalgo es difícil hacer un pronóstico. Es un jugador especial, valiente, con muchos recursos y tiene un gran juego corto. Este año estaba en el Alps y ha acabado ganando en el Challenge. Pero conviene ser cauto, porque a diferencia de Santiago Tarrio y Alfredo García, él todavía tiene que sudar la tarjeta del European Tour. Le quedan cinco finales y Mallorca para cumplir el objetivo.
