Inicio Grandes Circuitos Cata o el arte de domesticar una ambición sin límites
La madrileña, sexta amateur del mundo, irá a ganar (y a disfrutar) al Augusta National Women's

Cata o el arte de domesticar una ambición sin límites

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Cata Fernández
Cata Fernández. © LET | Tristan Jones

Luce hechuras de deportista. Y no sólo por sus 170 centímetros. También por su buena coordinación, por su garra y por tener la cabeza encima de los hombros. Cayetana Fernández García-Poggio (Madrid, 4-4-2005) podría haberse dedicado al tenis (otra de sus pasiones infantiles), el baloncesto o el voleibol. La pequeña de la saga se decantó por el golf, igual que sus dos hermanas, Blanca y Gabriela, el deporte que practica su padre, Álvaro, desde que empezó con su progenitor y se hizo socio del Club de Campo.

De la niña que jugueteaba con unos palos de plástico a la sexta del mundo en el ranking amateur («ya sabes que el ser humano cada vez quiere más», indica), con títulos o resultados sonados, desde la quinta plaza en el último Open de España o ganar un Campeonato del Mundo (Ontario, Canadá) el año pasado: «Son sensaciones totalmente distintas. Hacerlo bien con las profesionales es fabuloso y llevarte un Mundial, individual y por equipos con España, también; fue un torneazo», recuerda Cata, quien disfrutó como una nena mano a mano en Villapadierna con una de sus ídolos: «Me gusta mucho ver el golf femenino y he seguido un montón a Leona Maguire, a quien vimos en la Solheim del año pasado. Me encanta, es una jugadoraza y poder compartir con ella 18 hoyos fue una pasada. Y también con Carlota«.

Cata Fernández
Cata Fernández saluda a Leona Maguire en el Open de España. © LET | Tristan Jones

La campeona de España en 2022 afronta en dos semanas otra cita muy especial, el Augusta National Women’s Amateur: «Mi reto de este año era estar en esto torneo y lo he logrado, pero tampoco me conformo, quiero más, ir a Estados Unidos y ganar, ir a Augusta y ganar, te vas poniendo como objetivos más altos, aunque a veces tienes que parar y darte a ti misma la enhorabuena». Quiere celebrar con antelación su cumpleaños con una buena actuación en la cuarta edición del evento que este año reúne a las 71 mejores amateurs del planeta: «Obviamente, voy a ir a por todas, a intentar ganarlo, pero voy a tomármelo como un regalo para disfrutarlo. Ver Augusta, aunque no pase el corte, ya es una maravilla y es algo que sólo pasa una vez, aunque ojalá sean más. Además, tengo la suerte de ir con toda mi familia. Mi hermana Gabriela me hará de caddie, van mis padres, también me apoyarán de la Federación de Madrid… Tiene muy buena pinta el torneo y tendré la suerte de conocer Augusta tras tanto tiempo viéndolo en la televisión», afirma Cata, que competirá junto a las españolas Julia López Ramírez, Carolina López Chacarra y Carla Tejedo el 29 y el 30 de marzo y, si pasa el corte, el 1 de abril en tan ilustre cita.

Pondrá rumbo en verano a Estados Unidos para compartir con su hermana Blanca su último curso en Texas A&M (la primogénita acabará Comunicación y Gabriela estudia Ingeniería de Telecomunicaciones en ICAI, «es una cerebrita, pero si yo me hago profesional, de caddie está contratada»). Aún duda qué carrera hará (Business o igual Comunicación), pero desde luego la motivación es total para crecer y crecer en el golf. Y, quién sabe, si para hitos mayores: «Hacerme profesional es un sueño y casi seguro que lo intento. Primero trataré de acabar la carrera en Estados Unidos. Y, quizás sea apuntar muy alto, pero me encantaría poder un Grande y jugar la Solheim Cup de mayores (ya ha jugado la júnior). Pero sobre todo tengo marcado ganar un Grande para España. Es un reto que la mayoría de las amateurs tenemos en mente y lo ves lejos pero también dices: por qué no».

En el Augusta National jugarán las 30 mejores y empatadas tras las dos primeras rondas, aunque en el día de descanso podrán entrenar y deleitarse en tan magno recorrido, un lugar icónico que Cata ha visto infinidad de veces por la tele: «Me sé algún hoyo que tiene trampa. Llevo varios años viendo el torneo entero y también la victoria de Sergio García o cuando ganó Tiger en 2019. En el Cetema incluso hacemos apuestas de los tres primeros y ponemos cinco euros», indica.

Siendo tan joven, ¿existe el temor a no cumplir las expectativas? «Ese miedo siempre está ahí, pero antes lo tenía mucho más. Si no jugaba bien, me ponía a llorar, llamaba a mi padre y él me animaba diciéndome que no tengo que demostrarle nada a nadie y que juego genial. Me lo ha repetido muchas veces y eso me ha ayudado. Superar las malas rachas también es bonito en el golf, no darle vueltas a la cabeza si estás jugando mal pensando que la gente igual cree que soy mala. Hay que jugar para una misma y olvidarte de todos los demás pensamientos». Busca el difícil equilibrio entre la sana ambición de estar entre las mejores y la tener bajo control las expectativas, anclar bien los pies en el suelo.

Cata va muy recta, no tan larga, con el driver, una de sus mayores virtudes, pero se decanta por otro palo para elegir el favorito de la bolsa: «Me gusta mucho el hierro 7. Es con el que más entreno técnica y lo tengo muy controlado», admite la madrileña, que trabaja duro para pulir el «approach, las recuperaciones a green, poco a poco voy mejorando». En el calendario estival ha marcado en rojo algunas fechas: «Quiero ir a alguno de los dos Europeos con España y está también el Mundial, sería brutal volver a jugarlo. Por equipos estos torneos son los más importantes. Y creo que disputaré el British amateur, así que el verano será completito. Después me iré a Estados Unidos y trataré de jugar lo mejor posible y si no puedo al principio, pues no pasa nada porque me costará unos meses de adaptación». La Solheim Cup de Finca Cortesín la seguirá desde Texas.

Cata Fernández
Cata Fernández posa con la invitación para jugar el Augusta National Women`s Amateur.

Carol López Chacarra, Julia López Ramírez, Carla Tejedo, Carla Bernat, Blanca Fernández, Lucía López Ortega, Andrea Revuelta, Casilda Allendesalazar… la hornada de amateurs españolas es espectacular. Cata augura que alguna seguro que llegará lejos: «Somos muchas y a algunas les ves futuro. De este grupo como mínimo va a salir una jugadora muy buena que acabe en el LPGA porque somos muchas y jugamos todas muy bien. Siempre comentamos entre nosotras que en los Europeos y en los Mundiales siempre estamos ahí las españolas pero luego es verdad que no hay muchas jugando en profesionales, aunque cada vez sean más. Azahara y Carlota salieron hace unos años, pero deberían llegar más a la élite».

Estados Unidos, Japón, Corea del Sur… España va justo detrás de estas potencias en golf femenino amateur: «Totalmente. Cuando viajo y juego torneos importantes, veo a las españolas en muy buenas posiciones y ojalá acabemos llegando más y más y te puedas encontrar en el LPGA a cinco o seis amigas con las que has compartido equipo, Europeos, Mundiales…». Tiene claro cómo definir el juego de las españolas, cuál es el punto en común de todas: «La pasión, cómo vivimos las cosas, aunque no siempre es del todo positivo, pero es cierto que se nota un montón cuando ves a una asiática o una sueca, que prácticamente no reacciona, y juegas con Ana Peláez, como me pasó a mí en Madrid, y era increíble, los puños que sacaba, los gritos de «vamos» animándose ella misma, esa pasión no la ves en otras jugadoras de otros países». Así es Jon Rahm, de hecho: «Casi todos los españoles tenemos el mismo carácter aunque siempre hay alguna excepción».

Cata Fernández
Cata Fernández y su hermana Gabriela, que le hizo de caddie en el último Open de España. © LET | Tristan Jones

De las mejores golfistas aficionadas del mundo, reconoce Cata que «a las de Estados Unidos las tenemos superidealizadas porque las ves en la cancha de prácticas y parecen profesionales». Eso le pasó en el último Mundial, «y a veces te hace pensar a ti si estás o no al nivel, pero es lo último que se nos tiene que pasar por la cabeza porque si estás ahí te lo mereces igual que ellas, aunque Rose Zhang o Rachel Heck tienen mucho nombre e impresionan la primera vez que las ves».

Por su espíritu guerrero y su afán competitivo, la menor de las Fernández García-Poggio, ecléctica en sus gustos musicales y lo mismo se pone en los auriculares un reguetón para animarse que un tema de Julio Iglesias, tiene en los altares a un deportista español, aunque no es golfista: «Nadal es mi ídolo clarísimamente, el tenis es él. Y es increíble cuando ves un partido que va perdiendo y parece imposible que remonte, pero siempre piensas que es Nadal y él puedo hacerlo. Lo ves jugar y te da una seguridad que es increíble. Me encantaría a mí en el futuro poder transmitir eso a alguien. Aunque pierda, sabes que no se va a rendir hasta el último punto del partido», celebra.

Álvaro, su padre, es empleado de banca y Paz, su madre, profesora universitaria. Lógicamente, ambos dan prioridad a los estudios, aunque Cata opina que si ella hablara en serio con ellos para hacerse profesional pronto, lo entenderían y la apoyarían: «Siempre nos han dicho que los estudios ante todo, pero mi padre cada vez nos ve más cerca de poder cumplir el sueño de que seamos profesionales. A veces tienes que tomar decisiones y hay gente a la que no le gusta nada estudiar y tiene clarísimo que se va a hacer profesional. Además, si no te va bien, siempre puedes ser profesor de golf o hacer un máster y conseguir trabajo relacionado con nuestro deporte. Encima, aquí haces un montón de contactos y nunca sabes dónde te puede salir un trabajo. Hay que priorizar los estudios, pero estoy segura de que si hablara con mis padres y les dijese que me quiero hacer profesional, me dirían que acabase Segundo de Bachillerato y que diera el paso».

Toda una declaración de intenciones de Cayetana Fernández García-Poggio. Seguramente no sea inminente su paso a profesionales, pero ¿quién duda de que esta talentosa jugadora hará todo lo que esté en su mano para competir contra las mejores del mundo en categoría absoluta?