Dos primeras semanas del PGA Tour Latinoamérica finalizadas. En la primera no pasé corte, pero las cosas estaban mejor de lo que parecía. El principal problema es que me tocó el turno malo, aunque no es una exusa para no pasar el corte. No jugué como debería y no hay más. Me costó habituarme a la hierba, al paspalum que es dura, tiene mucho pelo y me cuesta a la hora de patear. Pero vamos, que es lo que hay y lo tengo que aprender. Sé que irá a mejor.
La segunda semana, el pasado domingo, quedé octavo. Estoy contento. La única pega es el hoyo 16. Los primeros días hice triple bogey y doble bogey… y acabé a cuatro golpes del líder. Está claro que me hizo mucho daño.
De todos modos, estoy satisfecho por cómo van las cosas. He encontrado cosillas en el swing que me están ayudando mucho a tener confianza más desde el tee. Ese es uno de los grandes cambios este año. Estoy desgirando mejor y soltando más desde el giro de los hombros en vez de desplazarme y quedarme por detrás. Me hace pegar una bola que sale menos por la derecha y cierra menos. Por lo tanto es más recta y siempre pegando la misma.
Igualmente, he trabajado mucho y bien el putt en invierno y se están viendo los frutos. La semana pasada pateé con más confianza y soltura. Tengo ganas de seguir jugando hasta verano aquí en el Latinoamérica, y después al Challenge.
Ahora estoy en Chile, donde jugamos esta semana. Se va a jugar duro, rough muy alto y no creo que los resultados estén bajos. Viene buen tiempo pero parece que el campo se va a poner duro.Como dice Phil Mickelson a pegar ‘high bombs’ y a darle caña (esto último lo digo yo). Esperemos que sigan los buenos resultados.
