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Escribo esto a corazón abierto y tras darle muchas vueltas a la cabeza

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Pedro Oriol, esta semana en el Czech Masters. (© Golffile | Thos Caffrey)

A principios de año escribía mi primer blog post lesión donde contaba que mi plan para este año iba a ser compaginar el European Tour con el Challenge Tour para volver a la primera división de una u otra forma en 2020.

Ese era el plan. Después, sin embargo, me enfrenté a una realidad diferente y mis objetivos cambiaron radicalmente con el paso de las semanas. Apenas he jugado siete torneos en lo que va de año. No es la temporada de mis sueños la verdad, si no más bien lo contrario, la peor en cuanto a resultados.

Como os digo, conforme iba avanzando el año sentí que no tenía energía, motivación, que me costaba mucho concentrarme en los torneos. Tampoco me encontraba bien física y mentalmente mientras competía. Al principio no le hacía mucho caso, la obligación y el deber estaban por delante. “Tengo que”.

Sin embargo, llegué al punto de ponerme a mí por delante de mi golf. Incluso, he llegado a dudar de seguir jugando al golf como profesión. Me di cuenta este año antes de salir a jugar en un torneo del Challenge en la República Checa. Unos veinte minutos antes de jugar, mientras calentaba, no tenía fuerzas ni para hacer un swing y me sentía mareado. La exigencia y las expectativas que uno se pone a sí mismo pueden ser a veces un arma de doble filo.

Pedro Oriol. (© Golffile | Thos Caffrey )

Necesitaba un descanso y por eso me estoy tomando un tiempo de una manera ‘light’. Compitiendo poco. Gracias a Dios tengo una exención para jugar la final de la Escuela del European Tour en noviembre por mi lesión de rodilla, y tengo ahora mis pensamientos y mi calendario organizado en torno a esa semana. Sólo jugaré torneos del Tour hasta entonces. Al menos en principio, en los que entre, aunque puede que juegue alguno del Challenge. Lo que sienta que sea mejor para preparar la Escuela.

Me ha costado mucho ponerme a escribir esto. Primero pensé que no quería que estas palabras sirvieran de excusa o justificación a mi temporada, mostrar debilidad, etcétera… Pero luego llegué a la conclusión de que podía ayudarme a liberarme.

El 24 de agosto se cumplen diez años como profesional. Una montaña rusa, del Tour al Challenge y viceversa, con todo tipo de momentos como cualquier carrera de un profesional del deporte de élite. No obstante, después de diez años puedo decir que todos los momentos buenos han compensado los malos con diferencia. De eso se trata.

Como decía, puede que se trate de la peor temporada hasta la fecha, pero puede que también sea una temporada donde esté sembrando en otros aspectos que siempre he tenido olvidados, y puede que esté conociéndome mejor a mí mismo, cogiendo experiencia y quizá, por qué no, este sea un año que me lleve en el futuro donde no he llegado todavía. Quién sabe.

La esperanza es lo último que pierdo. Y confío en que el año acabe bien. Lo bueno que venga sabrá muchísimo mejor. El próximo torneo que jugaré será el Porsche European Open. Esta semana mi hermano va a ser padre y me ha hecho padrino. Me hace muchísima ilusión estar con él.

¡Gracias a todos por leerme!

1 COMENTARIO

  1. Mi opinion es basandome en una ex experiencia de empresa.
    Los objetivos (metas)
    SIEMPRE tienen que ser..
    A. Realizable (por contra, entra la no motivación.
    B. Cuantificado (plan, estrategia, logistica)
    C.Renumerados.
    Tal vez algo no hayas medido bien.
    Cuando no son alcanzables, se re-estudia el objetivo. Creo que de una u otra manera, es lo que has hecho.
    Ánimo. Te sigo.
    Saludos desde Aranjuez.

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