Aún estoy en la cama y me encuentro muy fastidiado. Por suerte, el bajón físico, los dolores, los mareos y el malestar en general ya van remitiendo, dejando paso a la frustración por no haber podido viajar a China para jugar el Hainan Open del Challenge Tour y defender allí mi posición entre los quince primeros de la Road to Omán. Sé que son cosas que pasan, y hay que digerirlas (nunca mejor dicho) como se pueda, pero el enfado, al menos en las primeras horas, no te lo quita nadie.
Todo ocurrió el sábado. Me empecé a encontrar mal justo después de comer. Tenía el cuerpo cortado y náuseas. Parecía que algo me había sentado mal, pero tampoco le di mayor importancia. Vomité y salí de casa camino del aeropuerto. Me encontraba mejor y tenía la impresión de que se me había pasado más o menos.
Sin embargo, en la cola de facturación me empecé a encontrar otra vez muy mal. Justo cuando me tocó el turno y con las maletas ya facturadas volví a marearme y de nuevo llegaron las náuseas. No me podía ni tener en pie. La aerolínea era Emirates y ya entonces me dijeron que en ese estado no iba a poder volar. Me llevaron a los servicios médicos de la T4 de Barajas y el doctor, tras examinarme, me comentó que parecía un virus estomacal. “Si fuera un viaje corto igual le podía dejar volar, pero a China me temo que no es aconsejable”, me dijo.
Yo les dije que no podía ser, que tenía que ir. Me encontraba muy mal, pero no me entraba en la cabeza quedarme en tierra y perderme el torneo. No hubo manera. Emirates se negó en rotundo y el médico tampoco lo autorizó. Así que me tuve que volver a casa con una mezcla horrorosa de mal cuerpo y frustración. Que me tenga que pasar justo ahora eso…
Llevo ya más de dos días en la cama, aunque hoy me encuentro algo mejor. Incluso, me había planteado coger hoy el avión y llegar el miércoles a Hainan, pero lo hemos hablado con mi equipo de trabajo y no parece lo más inteligente. Tras dos días sin comer, subirme a un avión, hacer un viaje tan largo y jugar un torneo sin haber entrenado además un campo que no conozco… Negativo. Lo hablamos y decidimos que era mejor quedarse en casa, recuperarme bien y volar para el torneo de la próxima semana, también en China, el The Foshan Open. Para rematar, pensaba volar el sábado o el domingo, pero no hay billetes, así que tendré que salir el lunes, llegaré el martes por la noche y jugaré directamente el Pro Am el miércoles. Lo bueno es que ese campo sí lo conozco y me gusta mucho.
Me da mucha rabia porque estoy en una situación en la que aún tengo que asegurar el top 15, pero las cosas vienen como vienen y hay que aceptarlas y sobreponerse. Lo bueno es que tengo margen, lo sé y no pienso agobiarme más de lo necesario. Ahora toca recuperarse y jugar a tope los tres torneos que quedan, no sólo pensando en mantener el top 15 de la Road to Omán, sino en ganar alguno de ellos y así asegurar lo más pronto y mejor posible la tarjeta del European Tour.