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Pedro Oriol analiza las luces y las sombras de un año muy difícil para todos

Un cambio crucial en el putter que me ha hecho ver la luz

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Pedro Oriol. (© Golffile | Oisín Keniry)

Creo que no sorprendo a nadie si califico el año 2020 como raro. Es lo más suave que se me ocurre. En el lado negativo de la balanza está que no he subido al European Tour. Ese era el objetivo y no lo he logrado. Cierto que no ha sido fácil la temporada, pero podrías haber terminado entre los cinco primeros y no lo he conseguido. En el lado positivo no tengo ninguna duda: nadie de mi familia ha muerto por Covid-19 y hay que dar las gracias.

Digamos que ese es el resumen escueto, pero ahora os cuento más detalles. Venía de un año 2019 horrible. De lejos, el peor de mi carrera y en 2020, al menos, he jugado doce torneos y sólo he fallado un corte. He jugado bastante decente, regular y consistente y realmente sólo me ha faltado rematar. Estoy contento. He pasado todos los cortes después de confinamiento. Me he visto tan sólido con en 2015 y eso es una gran noticia para lo que viene.

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Estoy contento de haber sacado el año adelante porque no ha sido fácil con el Covid-19, y menos para mí, que soy una persona bastante hipocondríaca. Con el virus se me han hecho muy largas las semanas. He sido muy prudente, he dejado de ver a gente por no pillarlo y no perderme torneos. Admito que me da miedo y no es fácil estar así todo el año, en tensión y jugando torneos tratando de hacerlo lo mejor posible. Sin duda, es el año que menos he disfrutado del golf, pero estoy orgulloso porque lo he sacado adelante.

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Hace ya tiempo, desde que tuve la lesión hace más de un año, que empecé a trabajar con un psicólogo y a hacer psicoanálisis. Al principio se hizo duro. Empecé a ser consciente de muchos problemas a los que no les ponía solución pese a saber que estaban ahí. Sin embargo, he sentido muchísimo avance en este aspecto. Hay que seguir trabajando porque esto es algo a largo plazo. No le das a un botón y lo arreglas. Hay que seguir y estoy bastante orgulloso de lo que estoy haciendo.

Esto es en lo que se refiere a la parte mental, en cuanto a lo técnico he mejorado mucho el putt y el approach. Es lo mejor de este año. Sin duda. En esta parcela del juego llevaba estancado desde hace 4-5 años. Seguía haciendo lo mismo, pero en 2020 he cambiado dos cosas con Pepín Rivero y está funcionando muy bien. Tengo un putter más largo y he cambiado el grip. Tengo la espalda más recta en el ‘stance’ y consigo evitar tensión en los brazos. He visto bastante luz con esto. He vuelto a patear decente y es la razón de que, aunque no he jugado muy bien últimamente, he conseguido hacer resultados. Para los más ‘frikis’, he llegado a jugar con un putter de 33 pulgadas y el de ahora tiene 39. Y en cuanto al grip, es con los dos dedos índices estirados.

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En cuanto al objetivo de 2021 es, por supuesto, volver al European Tour. Vamos a ver qué ocurre con el Challenge Tour. Aún no tenemos el calendario y habrá que ver si vamos a tener 20 plazas para el Circuito Europeo o no. De todos modo, mi objetivo a corto plazo tiene que ver más con un aspecto técnico. He hecho algún cambio en el swing con Pepín y me ha venido muy bien porque estoy más enfrente de la bola en el impacto y yo, que siempre he sido un jugador de fade, me veo más cómodo para hacer el draw. Además, he mejorado muchísimo de cien metros hacia abajo. Sin embargo, ahora me cuesta mucho jugar el fade, mi golpe natural. Me ha costado adaptarme a ese cambio visualmente. En ese sentido, tengo una guerra conmigo mismo y hay que ganarla. Ese es el objetivo. Aprovecho para felicitaros a todos el año.