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Blog de Pep Anglés sobre un libro que leyó y lo cambió todo

El Covid me ha abierto unas puertas por las que nunca había entrado

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Pep Anglés, durante la final del Challenge Tour. (© Golffile | Phil Inglis)

Todo empezó con el confinamiento. Es algo terrible que nos ha tocado vivir y empatizo al ciento por ciento con la gente que lo está pasando mal. Está siendo muy duro, pero la verdad es que yo lo vi desde el principio como una oportunidad en lugar de un problema. Cierto que lo tenía más fácil que otros porque no ha afectado a ningún familiar y he podido competir y hacer mi trabajo. En el fondo, aunque parezca extraño, a mí me ha venido bien el covid porque me ha abierto unas puertas que ya conocía, pero que nunca había atravesado y he terminado ganando un torneo del Challenge Tour y consiguiendo la tarjeta del European Tour. Os lo cuento.

Empecemos por el principio. Al César lo que es del César. La base fundamental de mi éxito es el apoyo que he recibido de mi familia, de mi padre y de mi madre, de mi equipo, tanto de Miguel Ángel Duque como de Joseba del Carmen y Edu, mi caddie y amigo. Después de eso, tengo que decir que ha sido todo un proceso de crecimiento interior. Lo empecé a hablar con Joseba y luego, tomé la decisión íntima de meterme en el mundo de lo energético y lo espiritual. ‘Deja de ser tú’, un libro de Joe Dispenza, lo cambió todo. Me lo recomendó Joseba y me abrió un mundo de posibilidades accediendo correctamente a tu mente. Este proceso comenzó hace cinco meses. Fue un cambio mental y espiritual. Lo que se ve por la tele o en el campo es únicamente la punta del iceberg. He estado trabajando mucho en cosas que no es sólo entrenar o pegar bolas. Claro que el trabajo técnico es muy importante y estoy contentísimo con los cambios que he hecho con Miguel Ángel, sin eso hubiera sido imposible, pero todo lo he respaldado con este proceso que he hecho conmigo mismo. Tiene cuatro facetas: física o de salud, espiritual, mental y emocional.

He descubierto que tú puedes estar muy bien mentalmente, pero si tus emociones no están donde tienen que estar y tu corazón anda desequilibrado no te va a salir. Puedes tener una buena psicología y actitud pero no sirve si no hay una congruencia emocional. La mayor fuerza es la combinación de un pensamiento con la emoción. Así creas la experiencia.

La visualización ha formado una parte importante en la victoria. He visualizado muchísimo, con varios métodos y meditaciones tanto activas como pasivas Me gusta leer mucho sobre temas, en especial he seguido a dr. Joe Dispenza y Robin Sharma, y después de informarme, me gusta crear mi propia filosofía con lo que aprendo. Uno lo tiene que llevar a su propia vida y experiencia. Mi felicidad está empezando a no depender del golf. He alcanzado una calma interior imperturbable y cada semana depende menos de los resultados. La sociedad es resultadista, todos lo somos y parece que nuestro éxito como personas depende de los resultados.

Siempre he tenido una fe incondicional en mi momento, la confianza va y viene, pero sabía que era cuestión de tiempo, que iba a llegar. Mi objetivo la semana del triunfo es despegarme del resultado y estar en el ahora lo máximo posible. Al menos, conseguirlo en tramos diferentes durante el día, ya que todo el tiempo es casi imposible.

En Cádiz me jugaba muchísimo. Es fácil opinar que me juego la tarjeta y ya está, pero hay muchos contratos de patrocinadores, cosas que rebotan y que meten mucha presión añadida. Mi objetivo era ganar uno de los dos torneos de Andalucía para llegar a Mallorca con el trabajo hecho y lo conseguí. Prefería no llegar a lo que hice en Omán, que me la jugué en el último torneo y me salió, pero prefería evitarlo.

No llegué jugando muy bien, pero encontré una buena sensación y empecé a jugar un poquito mejor. La primera semana no me adapté a los greenes y no hice score. Jugué a partir del segundo día con un puttt de mi amigo Iván Cantero que tenía por ahí.. TaylorMade me envió un putt nuevo el primer día del segundo torneo y empecé a usarlo en la segunda ronda. Cogí muy buen feeling, jugué muy bien, prácticamente igual que la semana anterior pero con la diferencia que convertí las oportunidades gracias al putt. (Era un Spider Tour)

El segundo día hice -5, el tercero -6 y el domingo salí segundo cerca del líder. Hice el trabajo muy bien las dos semanas. No sé si es una virtud o un defecto, pero elijo muy bien el círculo de personas que tengo alrededor y esa semana estuve muy concentrado sin ninguna distracción, y mantuve mi energía en todas mis rutinas que hace poco he empezado adaptar a mi vida. Simplemente me encontré muy comprometido con todas las preparaciones nuevas que he instaurado a través de esta nueva filosofía de hace unos meses. Me permitió estar muy en calma. Hasta el último hoyo no noté los nervios. Pensaba que iba a necesitar un -7 (creía que -18 ganaba seguro). Empecé la vuelta lenta y me reenfoqué en los segundos nueve. Hice birdies al 11, 12 y 13 y ahí fue cuando Alfredo García Heredia me abrió la puerta y yo entré…

Había pocas pizarras y no es que yo intentara no mirar, pero no las busqué. No sabía muy bien cómo iba. Hago muy buen par en el 15 con una muy buena sacada de búnker y en el 16 fallo el drive a la izquierda, par 4 largo. Me dejo un putt de veinte pasos con piano y los tres de la partida, con Alfredo y Matthew Baldwin, nos dejamos putts de dos metros para par. Tiré yo y lo metí, Alfredo lo metió y Baldwin lo falló. Al 17 no sabía cómo iba la clasificación. Ellos pegan el driver bien y yo pego algo más de lo quería por la adrenalina y me pase la calle al rough, la cual recibía en diagonal. Me queda un tiro de 120 desde la pinaza, con la bola flotando encima y un tronco de medio metro de ancho a unos pasos. Veo dos opciones: puedo tirar un hook por la derecha con un hierro 9 o un fade por la izquierda con un hierro 7… En ese momento, si llego a saber que voy líder con dos golpes de ventaja, hubiera jugado a colocar a la calle, pero ahí sólo tenía la cabeza en seguir empujando.

Pensaba que el 9 no me iba a cerrar tanto debido al lie y opté por la opción dos. Calculé mal la trayectoria y salió más alta por la pinaza. Acabé en un búnker a 40 metros de un green con forma de flan, falso frente y la bandera corta..Fallé corto y tiré un chip que no era nada sencillo. Ahí justo, antes del chip, vi que tenía dos de ventaja y empecé a notar la tensión. Era muy importante sacar el bogey. Alfredo pateaba para birdie y podía haber un giro de tres golpes… Tiro un chip agresivo y me paso 1,80 metros. El putt de Alfredo roza el hoyo. Saco el bogey y salgo líder de uno a falta de uno.

Alfredo pega un tirazo con un hierro 6 a unos cinco pasos del hoyo. Yo ‘puleo’ un poco el hierro 7 y termino a ocho metros, en el antegreen, en una zona donde había unas calvitas con barro. Tiré el putt y acabó un metro por la derecha. La marco y a esperar. Alfredo volvió a tirar un muy buen putt y lo falló… La sensación de mi último putt fue única. Es como si hubiera pateado con el piloto automático. Tuve la sensación de que me estuviese viendo desde fuera en una grabación. Iba solo. No me di ni cuenta. Hice la rutina tiré y entró. Visualicé ese momento tantas veces que por una parte no me sorprendió verlo así. La victoria de la dediqué primero a una persona que ya no está con nosotros. Muy especial. Prometí que iría para esa persona la primera importante y así ha sido.

Para la final me mantuve obsesionado en mantener la intensidad y no relajarme post victoria. Quería ganar el Ranking de la Road to Mallorca. Desde que quedé segundo en Portugal Open del Tour, ese era el objetivo.

No jugué nada mal pero no conseguí competir bien y hacer resultado, pero el trabajo ya estaba hecho. Me lo podía permitir y no jugué lo suficientemente bien para ganar la orden. Ha sido un año que ha cambiado todo, no solamente por la victoria y la tarjeta del Tour, sino por todo lo que estoy trabajando dentro de mí. De nuevo, mi más sincero sentimiento de gratitud a los amigos, familia, equipo y personas que están detrás apoyándome y hacen posible que disfrute de mi pasión como forma de vida.