Inicio Blogs Rafa Cabrera Bello El desfile del elefante

El desfile del elefante

Compartir

Lo prometido es deuda. Os cuento lo que me pasó en el safari que hice en Sudáfrica. Me fui con mi padre en un coche nuestro de alquiler y entramos en el parque nacional Kruger Mpumalanga…

Se puede entrar con coche privado sin problema, lo ideal es un jeep porque las carreteras son de tierra y estás sentado en una posición más elevada, que te permite ver mejor entre la hierba y los arbustos, pero nosotros teníamos un vw golf.

No es fácil ver a los animales porque se camuflan muy bien. Vamos conduciendo por el parque y es habitual encontrarse a coches parados cuando encuentran a algún animal, se detienen y le sacan fotos o simplemente lo miran, todo desde dentro del coche por supuesto.

Pues íbamos nosotros algo decepcionados porque no habíamos visto aún ningún animal de los especiales (leones, leopardos, rinocerontes, elefantes…) cuando nos encontramos a un coche parado en el borde de la carreterilla por la que íbamos.

Nos acercamos con cuidado hasta él y nos detuvimos también a su lado, para descubrir a que estaban mirando. Nos pusimos a buscar pero no veíamos nada. Pensamos: qué raro, ¿a qué estarán mirando?

Supusimos que estaría mirando a algún águila o buitre en algún árbol o algo así. Cuando íbamos a retomar la marcha de pronto veo algo moverse a lo lejos, algo grande, a ver qué es, no lo veía bien… ¡premio! Un elefante (no habíamos visto ninguno todavía).

Aunque la verdad es que estaba muy lejos, a unos 100 metros, y con la vegetación tan densa que hay allí apenas se distingue bien. Se movía y se iba alejando poco a poco, y no podíamos sacarle fotos bien ni nada.

Retrocedemos un poco para intentar verlo mejor desde otro ángulo, pero seguía sin verse bien. De pronto, vemos que el elefante cambia de dirección, y empieza a venir hacia nosotros, qué suerte, se acercaba y lo podíamos empezar a ver mejor.

60 metros, y seguía avanzando, 50, 40, 30 metros, ya se veía de cine, teníamos algunas fotos bastante buenas y estábamos contentos. Pero el elefante seguia viniendo hacia nosotros, 20 metros, ya parecía que lo podíamos tocar.

Yo tenía la primera puesta ya por si había que salir pitando, no fuera a ser que se mosqueara el amigo elefante. Pues siguió su camino pasando a unos escasos metros del coche, tres como mucho, ante la atenta mirada nuestra, que estábamos encantados, pero a la vez algo asustados porque todos hemos visto por la tele lo que puede hacer un elefante cuando se mosquea…

¡De no haber visto gran cosa en toda la mañana, de repente un elefante solitario nos brinda un desfile que vivimos a camara lenta y con asientos de primera fila! Y el elefante siguió su camino sin inmutarse y nosotros seguimos dando vueltas en busca de los leones y los demás habitantes del parque.