Me había comprometido a contaros algunas cosas curiosas que me han ido pasando este año. Por ejemplo, mis 'encuentros animales' en Sudáfrica.
Me encanta la semana del Alfred Dunhill en Mpumalanga porque una familia inglesa, muy amiga mía, me invita a la casa que tiene en el mismo campo de golf donde se juega el torneo, el Leopard Creek.
A lo mejor habéis visto por la televisión durante la semana del torneo cómo es el entorno de este campo: naturaleza desbordante en pleno Kruger, que es un Parque Nacional gigantesco (tiene el mismo tamaño aproximadamente que la provincia de Cáceres, según he podido consultar en Google).
La fauna africana es impresionante. Y a mí me encanta. Todos los días iba a dar bolas desde la casa de mis amigos en el clásico buggy y no había una mañana o una tarde que no me encontrara con elefantes, impalas y qué se yo… La verdad es que te quedas impresionado y menos mal que todavía no me he encontrado con un leopardo…
Estuve muy a gusto allí y además hice un buen resultado: acabé cuarto, a dos golpes del ganador, Richard Sterne. El último día salí a jugar en undécima posición y remonté bastante.
Este torneo, aunque pertenece a 2009, aún se juega en diciembre de 2008. Ya en este año me ha pasado algo increíble: un hoyo en uno en el Open de Indonesia. Lo conseguí en el New Kuta Golf Club de Bali, un campo muy bonito, en el hoyo 15, un par 3 de unos 140 metros. Era el jueves, primer día de torneo. La verdad es que la pegué muy bien, la bola salió justo como quería… Pero de ahí a hacer un hoyo en uno… Porque, no nos engañemos, esto es algo así como un pequeño milagro. Hay que tener toda la suerte del mundo y más.
Venía de hacer dos bogeys consecutivos en los hoyos 13 y 14 y se me había torcido el día. Así que, creedme, lo primero que pensé cuando entró la bola en el par 3 fue: "pues mira, me quito de un tirón los dos errores anteriores". Después, es cierto, empecé a pensar en el premio…
Como sabéis, muchos pares 3 del circuito tienen establecido un premio de algún patrocinador para quien consigue el primer hoyo en uno del torneo. Así que me puse a mirar qué espónsor había en aquel hoyo 15 y cuál podía ser el premio… Me quedé asustado cuando vi que se trataba de OKI, una reputada marca de… máquinas fotocopiadoras. Allí había una foto gigante de una máquina que podía medir más de metro y medio. Y yo me preguntaba: "¿van a darme una fotocopiadora? ¿Y cómo la saco de aquí? Pero no, finalmente vi en un cartel más pequeñito que el premio era un reloj. Un buen recuerdo.
La semana que viene juego en Madeira y la siguiente el Open de Andalucía, torneos del circuito europeo. A ver si al menos mantengo la línea de juego. Ya os contaré.
