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Las diferencias entre Europa y América y de lo que estoy más orgulloso

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Rafa Cabrera Bello. © Golffile | Mark Davison
Rafa Cabrera Bello. © Golffile | Mark Davison

Como todos sabéis, es la primera temporada de mi carrera en la que compagino el European Tour y el PGA Tour. Han pasado ya unos meses desde que todo empezó y creo que es un buen momento para hacer un balance y compartir con vosotros mis sensaciones.

Cuando me vine a Estados Unidos ya tenía resuelto el asunto en Europa gracias al buen resultado en el Hong Kong Open y, en general, al buen inicio de temporada allí, así que fue una buena manera de empezar, ya que no había esa situación de angustia de poder verme sin nada si las cosas no iban bien en Estados Unidos. Así, con la satisfacción de haber dejado bien atadas las cosas a Europa, me vine a probar a América.

Tengo que decir que he notado diferencias entre un circuito y otro y en la manera de afrontar la temporada. La principal es que compaginar los dos circuitos tiene muchísimo mérito, es realmente difícil y como te despistes puedes sufrir. A mí me pasó. Tuve un mes y medio en que las cosas no salieron, entre el Match Play de Austin y el Masters. Fueron cuatro torneos seguidos que no fueron bien y, de repente, te da la sensación de que hubieran pasado tres meses y que te ha pasado todo el mundo en el ránking. Miras el calendario y, con mis planes, que era jugar en Europa en julio, notas que sólo te quedan seis torneos para hacer las cosas bien y mantener la tarjeta y en ese sentido te metes un poco de presión.

Pero la realidad es han salido las cosas bien. Tuve un final muy bueno en el THE PLAYERS y con ese resultado ya tenía garantizada la tarjeta, si no matemáticamente, sí estadísticamente. Por si acaso, la semana pasada en Memphis lo cerramos definitivamente. En cualquier caso, no vine a América para jugar los dos circuitos por jugarlos y sufrir en uno o en los dos, sino para hacerlo de la mejor manera posible en los dos y no perder calidad de vida y que me salgan canas. Quiero jugar los dos circuitos si me veo capaz de hacerlo. Desde luego, estoy convencido de que puedo hacerlo. Ahora viene el grueso de la temporada para los dos y creo que entro en un estado de forma y de ánimo bueno.

Estoy contento con cómo ha ido todo. Puedo decir que desde mayo tengo la tarjeta garantizada en Europa y América y me siento orgulloso.

La principal diferencia que he notado entre América y Europa no es tanto el nivel del líder, quizá en un torneo como el THE PLAYERS sí lo notas porque juegan los mejores de cada sitio, pero en el resto la principal diferencia es que en el PGA Tour entre el décimo puesto y el trigésimo apenas hay dos golpes de margen.

Esto es un factor importante cuando juegas, ya que vas bien, cómodo, colocado en la octava posición, haces un doble bogey para acabar y bajas al puesto treinta. Esto no pasa tanto en Europa y te añade presión hasta que lo aprendes a asumir. La burbuja está realmente mucho más concentrada. También es cierto que si vas el treinta y haces dos birdies te metes décimo. Se puede ver desde los dos puntos de vista. El PGA Tour premia y a la vez castiga al jugador más agresivo. Es una delgada línea.

Otra cosa que he notado y que al principio de la temporada me generó algunas frustraciones fue la evolución que sufren los campos. En Europa normalmente si empezamos con los greenes a una velocidad de 11, al final de la semana están como mucho a once y medio. No hay cambios drásticos, no dejan secar, no cambia tanto un campo del martes al domingo, salvo en condiciones de tiempo excepcionales.

Aquí en América el campo evoluciona, se endurecen las calles y los greenes pasan a estar más duros y mucho más rápidos. No tiene nada que ver lo que te encuentras un miércoles a lo que juegas el domingo. Eso me estaba produciendo un poco de frustración personal, pero era culpa mía de no aceptarlo. Tienes que saber que es el mismo hoyo de ayer pero que no se juega igual. Al final, aprendes a digerir esto mejor. Además, obviamente, hay cambios de vida, más viajes…

Mirando a medio plazo, no me veo sustituyendo el circuito europeo por el americano. Mi intención es compaginar los dos. A largo plazo, si las circunstancias cambian, tengo familia y niños, a lo mejor me lo planteo de otra manera y ya veríamos entonces en qué dirección. Mientras me vea entre los cincuenta mejores del mundo mi único objetivo es jugar los dos y no veo por qué lo voy a cambiar. Los mejores del mundo lo hacen y yo quiero llegar lo más alto que pueda como jugador.