Inicio Blogs Rafa Cabrera Bello Me decía: «vamos golpe a golpe, que no te pase lo de...

Me decía: «vamos golpe a golpe, que no te pase lo de ayer, que si no te comen…»

Compartir

Bueno… Pues acabo de llegar de Austria. ¿Por dónde empiezo?

Es increíble todo lo que ha pasado. Te pones a jugar un día y todo, absolutamente todo, te va saliendo bien. Nunca en mi vida había tenido estas sensaciones. Voy a ser más concreto: sólo algunas veces, después de jugar una ronda, tenía la sensación de haber dado ocho, nueve o diez golpes perfectos… Y resulta que este domingo me pasa casi lo contrario: acabé con la sensación de haber dado sólo cuatro o cinco golpes regulares. Y no malos, sino regulares. Alucinante…

En el hoyo 16, por ejemplo, me crucé la calle por dar un tiro demasiado perfecto. El tiro fue exactamente donde hablé con el caddie que tenía que ir, apuntando a un señor de amarillo, y por ahí fue, pero salió un misil. Debió ser la adrenalina, porque fueron más de 280 metros… cuando llegué vi la bola hundida en el rough, pero me ayudó a tranquilizarme la distancia a la que me había quedado. Eran 95 metros a bandera. Yo hago entre 105 metros, o 110 a lo sumo, con un sand entero, así que estaba seguro de que el rough me quitaría unos diez metros… Abrí un poquito la cara del palo y la pegué con todo para que fuera alta. Nada más pegar a la bola vi que salía bien, y ya cuando la vi caer en el green… Imaginaos.

¿Uno se da cuenta de lo que está haciendo en un día así? Al respecto, me gustaría contaros la lucha que se mantiene contra la cabeza. Y nada mejor que un ejemplo concreto. El sábado había jugado los nueve primeros hoyos igual o mejor que el domingo. Pero el sábado comencé a distraerme… Una vez acabados los nueve primeros me puse a darle vueltas a la distancia que me sacaban los líderes, las opciones que tenía… En definitiva: me puse a pensar en cosas que no debía y acabé haciendo +1 por los nueve segundos hoyos.

El domingo aprendí de esa experiencia tan reciente y sólo me repetía: «golpe a golpe, golpe a golpe, que no te pase lo mismo de ayer, que te comen». Y me fue muy bien. Tengo que reconocer que volví a caer en la tentación yendo al tee del hoyo 16. Sólo en ese momento pensé: si acabo con tres birdies, me hago un 59… Pero enseguida rechacé ese pensamiento. Recuerdo que me dije: «hala, como si fuera tan sencillo hacer tres birdies para acabar…». Y luego se desvaneció ese pensamiento.

Yo iba jugando con David Howell. Para mi significó mucho lo que me dijo al acabar: «ha sido la mejor vuelta de golf que he visto en mi vida». Además, me animó en el putt del hoyo 17. Me decía que lo iba a meter… Su caddie también me hizo algunas bromas. Por ejemplo, en uno de los últimos hoyos me felicitó por un tiro a green en el que me dejé opción de birdie, y luego añadió: «pero bueno, ¿cuántas veces te he dicho esto hoy? creo que ésta es la  decimosegunda…”.

¿Qué más os puedo decir? Se ha cumplido un sueño. En este blog ya escribí que ganar en el  circuito europeo era un objetivo, pero que no quería obsesionarme. Bueno, ya ha llegado. No sé qué es lo que tiene este deporte, porque cuando mejor estaba comencé a jugar peor, y luego, cuando sólo venía de hacer un torneo en el que había mejorado, en Suiza, voy y gano el siguiente. La conclusión es que no te puedes venir abajo. Siempre hay que seguir.

Por cierto, aunque al principio conseguí escapar, al final me tiraron al agua mis compañeros…

Todavía no tengo matemáticamente asegurada la final de la Race to Dubai, pero está claro que ahora es un objetivo más que posible. Tengo que sentarme para estudiar el calendario, porque ahora tengo entrada en torneos con los que no contaba en principio, como el HSBC. Ya os contaré.

Muchas gracias por todas las felicitaciones. Ahora hay que seguir.