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Pablo se libró por los cocodrilos

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Como os comentaba, estas dos últimas semanas en Sudáfrica han tenido de todo. Lo primero, por supuesto, es la victoria de Pablo Martín en el Alfred Dunhill, en Leopard Creek. Mira que es difícil revalidar un título…

Cuando comprobamos que el domingo Pablo había comenzado con birdie-eagle ya nos dimos cuenta de que podía suceder. Yo acabé mi vuelta mucho antes que él y luego me reuní con Velasco en la casa club para ver el final. En el hoyo 13, par 5, nos pusimos a temblar cuando Pablo cogió la madera en mitad de la calle para tratar de llegar de dos a geeen. Yo me preguntaba: ¿pero este hombre no puede asegurar el par y si luego sale el birdie, pues mucho mejor? En fin, menos mal que la cosa no acabó mal.

La verdad es que después se le veía más o menos controlando y con una buena ventaja, así que todo parecía hecho. Hasta que llegó el hoyo 17… Si os acordáis, Pablo se fue de salida a un bunker de calle y desde ahí incrustó la bola en el talud del bunker, justo en el límite, donde acaba la arena y comienza la hierba. Yo creo que no fue un error de palo, sólo que le salió mal el golpe. El caso es que nos echamos las manos a la cabeza: Dios mío, la que se acaba de liar…

Además, fue una auténtica mala suerte que la bola fuera justo a incrustarse ahí. Es muy complicado que eso ocurra. Afortunadamente, sacó toda la clase que tiene en el hoyo 18. Cuando vimos la bola en el green Álvaro y yo nos pusimos a buscar un balde o un cubo para llenarlo de agua. Encontramos una especie de cubo de basura, pero ojo, estaba limpio.

Ya sabéis que los españoles tenemos esa especie de costumbre de tirar al agua al jugador español que gana. Pero esta vez nos parecía un poco peligroso… No hay que olvidar que allí hay cocodrilos. Se libró por eso. De todas maneras, creo que acabó igual de empapado que si le hubiéramos tirado al lago del 18.

En la segunda semana, en el Open de Sudáfrica, me descalificaron en la segunda vuelta. Salí con el objetivo y la ansiedad de hacer muchos birdies para compensar la vuelta de par del primer día. Pero el bogey que hice en el primer par 5 me dejó un poco tocado. La mandé fuera de límites y luego hice birdie con la segunda bola. Pero iba ya un poco desesperado. El hoyo 5 fue un desastre, tuve que dropar dos veces y terminé haciendo un 8. A partir de ahí ya estaba más dentro que fuera… Y en el hoyo 7, donde todos jugábamos hierro 3 de salida y luego un hierro 9 a green, cogí el driver en el tee. Pero en ese hoyo la caída del driver es un pasillito de no más de quince metros, con fuera de límite amenazantes… Imaginaos el resto, pero el caso es que después me quedé sin bolas y me descalificaron, como es normal.