Os escribo desde Castellón, donde jugamos esta semana…
Hoy quería hablaros un poco de los caddies. Es un gremio muy particular. Tienen algo de bohemios. Por supuesto que los hay que tienen familia, pero hay muchos solteros, porque llevan una vida complicada. Hay que pensar que los jugadores siempre buscamos nuestros momentos de descanso, pero a lo mejor ellos están diez semanas seguidas trabajando sin ningún problema.
Sus viajes pueden llegar a ser eternos… Para ellos es mucho más complicado. A lo mejor los jugadores buscamos más la comodidad y ellos la opción más barata. Seis horas de tren, seis horas de escala en algún sitio.. y luego los hoteles. A veces se juntan ellos en un apartamento, se hacen la comida… Así que sí, entre los caddies hay bastantes ‘cocinillas’.
La relación con el caddie se puede afrontar de varias maneras. Hay jugadores que necesitan verlo más como una relación de amistad, al margen de la parte profesional. Otros sólo buscan la parte profesional de la relación.
A mi, por ejemplo, me gusta llevarme bien, como es lógico, pero miro más la relación profesional. Por ejemplo, me costaría mucho tener de caddie a un familiar. Me gusta que esté claro que yo puedo dejarle a él y que él puede dejarme a mi si encuentra otro jugador mejor.
Yo en concreto soy muy exigente con detalles del juego. Me molestan mucho los despistes que denoten poca profesionalidad. Un ejemplo: cuando está soplando viento del norte todo el día y te da mal una indicación en un hoyo por no saber situar el norte…
Pero otras veces ocurre que, sencillamente, la relación no termina de cuadrar. Por ejemplo, cuando el caddie no termina de hacerse contigo y tu personalidad; no sabe cuándo tiene que animarte o cuándo tiene que pararte los pies…
