Algunas cosas más sobre el US Open en Pebble Beach…
Ya dije allí después de jugar el último día que ese es el tipo de competición donde quiero estar. En realidad, donde todos queremos estar. Hay que trabajar muy duro para conseguirlo.
Es que nos han tratado como reyes… Llegas allí y, por ejemplo, la organización te pone un coche para toda la semana. Está todo pensado y organizado de tal manera que el profesional sólo tenga que preocuparse de jugar. Son todo atenciones y comodidades. Pero si hasta tienes un servicio de lavandería para dejar tu ropa si quieres…
El tema de los aficionados es impresionante. Hay muchísima gente y además son muy participativos, a veces con un poco de cachondeo. Por ejemplo, están muy pendientes del palo que sacas de la bosa en según qué tees… Por supuesto, lo que quieren es que vayas a por todas con el driver. A mí me pasó el último día en el hoyo 14, cuando dudaba si salir con hierro 3 en ese par 5 o con el driver.
El campo es sin duda el mejor que he jugado en mi vida. No sólo por la estética, que ya es impresionante en algunos hoyos. Es que cada hoyo tiene su miga. Tienes que mover la bola muy bien, te hace pensar, usas todos los palos de la bolsa. Tienes que ir viendo dónde es mejor dejar la bola según dónde esté la bandera para el segundo golpe, tener muy claro por dónde puedes fallar y por dónde no… Lo tiene todo.
Me ha sorprendido bastante el hoyo 7. Lo recordaréis: es ese par 3 muy cortito en el que tiras además desde alto, pegado al mar. Ante un hoyo así nosotros normalmente nos frotamos las manos. Piensas que ahí vas a conseguir algún birdie seguro… Y de eso nada. Y luego están esos dos pares 5, el 14 y el 18, que más que complicados, lo que son es muy peligrosos. Muy, muy peligrosos.
