Campazo espectacular este del Ritz Carlton, en Dove Mountain, Arizona. Está realmente bien. Los greenes son muy movidos… aunque para movido mi inicio de torneo. Os cuento…
Todo empieza antes de subirme al avión. El vuelo de Las Palmas a Madrid se retrasa y pierdo la conexión a Chicago. Me recolocan por Dallas y cuando les doy los resguardos de las maletas para que las vayan a buscar y las suban al nuevo vuelo, me doy cuenta de que una tiene un error de impresión y no se ve su número de referencia. Y claro, Ley de Murphy, de los dos bultos que llevo de equipaje es la bolsa de golf. Me acuerdo de todo…
Cojo el vuelo con la esperanza de que hayan encontrado la bolsa a última hora y esté tranquila, a buen recaudo, viajando conmigo en el avión, feliz en la bodega… Pero no. No way.
Al menos, pienso que después de once horas de vuelo a Dallas y otras tres a Phoenix, más la escala de rigor, habrán tenido tiempo de encontrarla. Tampoco. ¡¡¡*?*?¿#¡´ç`*!!!
Hago la reclamación en el mismo aeropuerto y me voy al hotel. Llamo a casa para avisar de lo que había ocurrido. Manos a la obra. Tenemos a un amigo controlador que conoce a gente en Iberia. Gracias a su mediación, localizan la bolsa de palos en Madrid y me la mandan aquí la noche siguiente.
Antes de reencontrame con ella en la recepción, sólo podía cruzar los dedos y rezar para que fuera la mía, o si no, al menos una que se pareciera mucho (jajajaj).
Por suerte, dentro de toda la mala suerte, aunque en la etiqueta no se podía ver el número, sí que se leía el código de barras, si no… El número lo tuve que anotar yo a mano después de llamar a Iberia para que se metieran en mis datos y me dijeran cuál era el número de la otra maleta que había facturado…
Al fin, todo está en orden. Hoy podré entrenar con mis palos. Ya ven. Este es el comienzo de mi WGC Accenture… Menudo debut. A ver cuál es el final. No sé qué pasa con Estados Unidos…
