Inicio Grandes Circuitos Conclusiones, historias y enseñanzas de mi primer año en el DP World...
Santi Tarrio hace balance de su primer año en el DP World Tour

Conclusiones, historias y enseñanzas de mi primer año en el DP World Tour

Compartir
Santi Tarrio
Santi Tarrio, en Wentworth. (© Golffile | Fran Caffrey)

Fuera llueve, hace frío y viento. Yo, en casa, sin moverme, descansando, plan perfecto para mirar un poco hacia atrás y hacer balance. Terminó la temporada y le pongo entre un 7 y un 8. Esa es mi nota. Ahora toca desarrollarla.

Hemos cumplido el primer objetivo que era consolidarnos en el DP World Tour y no dar pasos atrás. Hemos mantenido la carta de una manera relativamente cómoda y lo mejor de todo es que no tengo la sensación de haber jugado realmente bien. Esto me da tranquilidad y un plus de motivación para el año que viene.

Si la próxima temporada todo va bien, que en golf ya sabemos que es mucho decir, eso de que todo vaya bien, tengo la ilusión de que podemos estar arriba en algunos torneos. Esa es al menos la idea, tratar de estar arriba, pelear algún domingo y meternos en Dubai sí o sí. Este año nos quedamos en tierra de nadie, pero no está nada mal si tenemos en cuenta cómo empezamos, que no conocía los campos, todo era nuevo, no tuvimos tiempo para probar de verdad el material, ni testar la bola…

Llevaba muchos años queriendo jugar el European Tour y reconozco que las expectativas eran demasiado altas. Diría que lo tenía un poco idealizado. A excepción de tres o cuatro semanas, que por el montaje del torneo y por los jugadores son otra cosa, la mayoría son torneos normales, es golf, si juegas bien haces pocas y si juegas mal te quedas atrás. Lo mismo da que se llame x o y, hay que jugar bien, a lo tuyo.

Sin haber jugado todavía Grandes y otros torneos también importantes, sí hemos tenido alguna semana espectacular tanto dentro como fuera del campo. Si tuviera que elegir una sería Suiza. Me quedé asombrado en Crans con las vistas del campo, el torneo metido en el pueblo, andando a la casa club y encima un tiempo espectacular. Creo que Crans en manga corta es imbatible.

Es tiempo también de reflexionar y corregir los errores que hemos cometido en este año de novato. El principal es llegar al primer torneo de la temporada, que seguramente será Leopard Creek, con la confianza de que en la bolsa están los 14 palos que van a durar todo el año. De los 14 con los que empecé este año apenas quedan cuatro y la bola no la había testado realmente bien. No respondía como yo esperaba.

Otro de los errores estuvo en la cabeza, pero creo que es normal. Ves que los resultados no salen y empiezas a ponerte ansioso y un poco histérico. En esos momentos nos faltó paciencia. Jugamos demasiados torneos porque queríamos conocer los campos y sumar puntos. Hubo un momento clave que fue antes de Belfry y Bélgica. Os cuento…

Justo ahí, Noe, mi novia y caddie, Joaquín, mi psicólogo y yo nos sentamos, analizamos lo que estaba pasando y cambiamos la perspectiva. Noe estaba un poco tocada físicamente y decidió que era bueno darse un descanso, tomar un poco de oxígeno. Así, en esos dos torneos vino conmigo en la bolsa Dani Osorio, un buen amigo. Quedamos el 21º y el 26º y, aunque no resolvía nada, empezamos a tranquilizarnos y a tomarnos la cosas con más paciencia. Nos dimos cuenta de que dependíamos sólo de nosotros mismos. El año es mucho más largo de lo que puedes pensar al principio.

Lo otro que hemos aprendido tiene que ver con el material. Voy a probar ya los palos nuevos y voy a cambiar muy poco, y sólo si realmente me encuentro muy cómodo. Tengo mi seguro de vida, que son los wedges de hace dos años que esta temporada han venido al rescate. Voy a probar los nuevos, pero si no igualan lo que tengo, jugaré con los mismos. El próximo inicio de temporada va a ser diferente porque o empiezo con algo nuevo que me gusta mucho o seguiré con lo mismo que me da confianza.

También me he dado cuenta este año que tengo que cuidar un poco más la preparación física. He llegado muy justo a los últimos torneos. Empecé en Abu Dhabi con 112 millas de velocidad de palo y hace dos semanas en Madrid, que fue la última vez que lo medí, hacía 109 deslomándome, retorciéndome y partiéndome una costilla. Tres millas es una barbaridad para alguien como yo. Pasé de hacer 255 metros de vuelo a 245… y dejándome el alma. Quizá para quien pegue 290 de ‘carry’ no es tanto, pero para mí sí. Por eso, mañana mismo empiezo la pretemporada con ‘Campanillas’ (Dani Campanero), mi preparador, y le vamos a dar mucha caña. Tengo cinco semanas hasta Leopard Creek y hay que llenar el depósito.

Aún no tengo definido completamente lo que voy a jugar ahora antes de acabar el año. En Leopard Creek estaré seguro, pero no sé si serán las tres de Sudáfrica o dos en Sudáfrica y la de Mauricio. Va a depender también de cómo vaya la pretemporada desde el punto de vista físico y las pruebas con los palos.