Os detallo en este blog un momento crucial de la vuelta que jugué ayer en el Al Mouj Golf, en la última ronda de la Final de Omán, donde me estaba jugando la tarjeta del circuito europeo.
Estamos en el hoyo 17 y he pegado un buen drive, en calle. Pero a la hora de visualizar el segundo tiro me entran dudas, muchas dudas con el viento, el control de la distancia… Y termino pegando a la izquierda (por la derecha había agua) muy mal, y la bola termina en unas matas. Desde allí la saco como puedo, pero me quedo en el rough. Y desde el rough me dejo un putt horroroso para intentar salvar el bogey. Es cuesta abajo, de unos dos metros, con el viento a favor, el pelo a favor, la caída de izquierda a derecha… Todo lo peor que se me pueda ocurrir. En mi vida, creo, he hecho un swing de putt más corto… Pero lo metí.
Lo metí y saqué el puño con rabia porque en ese momento sabía lo que podía significar. Gran puño. Y me fui con el pecho sacado al tee del hoyo 18, con mucha confianza. La verdad es que a este momento tan delicado en el 17 se une otro en el 16, un hoyo antes, donde también emboqué un putt bastante parecido al del 17 para salvar el par, cuesta abajo y de unos dos metros.
No quiero acabar sin acordarme de Miguel Evangelio, mi gran amigo que ha estado aquí conmigo de caddie. Es de Logroño y le he robado un par de semanas de su tiempo… Un amateur que sabe mucho de golf y que me ha ayudado muchísimo a controlarme, tanto dentro como fuera del campo. Y hasta le ha tocado hacer de niñera con todo el problema de salud que tuve durante la semana. Miguel ha supuesto una gran ayuda y he podido disfrutar con él de este momento tan importante para mí.
