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Adam Scott revienta la maldición australiana

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El Masters de Augusta ya tiene su ganador australiano. A la 77ª edición fue la vencida. La historia hace justicia al golf aussie en el imponente jardín de Georgia.

Adam Scott (-9) se ha impuesto en el segundo hoyo de desempate a Ángel Cabrera (-9), cuya experiencia y clase, sobre todo eso, clase, llevaron al límite al australiano.

Es el Masters de toda la Australia golfística, que habrá vibrado hoy como nunca con la carga de sus jugadores. Porque Leishman (-5), y sobre todo Jason Day (-7), también llegaron hasta el final con la cabeza bien alta y opciones más que reales en el tercio final de vuelta. El Masters de toda Australia, comenzando por Greg Norman, que sufrió auténticas tragedias deportivas en Augusta, y a quien enseguida ha recordado el ganador antes incluso de enfundarse la chaqueta verde. Pero sobre todo es el Masters de Scott. Porque es el primer ‘major’ que se anota. Y porque hoy es imposible no hacer referencia al terrorífico varapalo que sufrió hace nueve meses en Royal Lytham. Aquel British era suyo, pero cuatro bogeys consecutivos en los últimos cuatro hoyos dejaban la jarra de clarete en manos de Ernie Els.

Tampoco ha faltado en este domingo lluvioso su ración de sufrimiento al australiano. Embocaba un putt de birdie de unos siete metros en el hoyo 72 y, según confesaba él mismo, se veía ya ganador. Pero el Pato no estaba por la labor. Situado a unos 150 metros del green del 18 había sido testigo del júbilo ‘aussie’ y apretó los labios. Tenía que ser birdie o birdie. Empaló con decisión y le habló de usted a la bola, «vuele, vuele», para dejarse casi dado el objetivo y forzar el desempate. Después, en el primer hoyo de play off, más fatiga: Cabrera estaba a punto de embocar un aprochito mágico. Y al fin, la locura sobre el green del 10, haciendo el birdie definitivo desde unos cuatro metros.

Mucho antes, en el hoyo 13, un puñado de briznas de hierba, no más que eso, habían aguantado la chaqueta verde. Porque Scott buscó el green de segundo tiro, pero no coronó el green como se debe y su bola retrocedió rumbo a la ría… Y sin embargo se aguantó en equilibrio en plena cuesta abajo, para sacar luego desde allí un birdie no demasiado complicado. Son las lecciones que imparte este azaroso deporte: seguramente nadie ha merecido más que Adam la victoria, pero en algún momento siempre dependes de que un puñado de briznas aguanten en vilo tu sueño.

Cabrera siempre estuvo en la lucha. Nadie como él para encontrar el modo de hacer birdies con naturalidad en cualquier hoyo de este campo. O para firmar pares que ya se contaban como bogeys. Caminaba junto a su hijo por las calles del Augusta National un domingo por la tarde, en el partido estelar, exactamente del mismo modo que lo había hecho el lunes, en vuelta de prácticas… Los mismos gestos y andares, la misma expresión de disfrute en el rostro. El mismo talento, que incluso puede multiplicarse en momentos de presión.

No se puede decir lo mismo de Tiger Woods (-5), que nunca ha encontrado la plena satisfacción en su juego,o ritmo, hasta el punto de no poder bajar de setenta golpes en toda la semana, incluso sin contar con la vergonzante penalidad. El Número 1 ha sufrido hoy el mismo dolor de meses y años atrás, el de no embocar esos putts de media e incluso corta distancia que antaño destrozaban a sus rivales. De un modo u otro la semana se le fue torciendo. Su juego de tee a geen siempre ha dejado la sensación de que la tormenta Woods estallaría antes o después… Pero no ha ocurrido y en junio, cuando llegue el US Open, se cumplirán cinco años sin un Grande que llevarse a la boca.

Tiger, de todos modos, ha cumplido con su papel de favorito y sólo cuando ha fallado su putt de birdie en el 16 se ha borrado de la lucha por la victoria. Otra cosa sería volver a discutir si ha cumplido o no con lo que se espera de un Número 1 en otras procelosas cuestiones… 

Resultados Finales Masters de Augusta 2013