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Agria controversia con Sorenstam y Player por aceptar una medalla de Trump

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Donald Trump, presidente de Estados Unidos © The White House
Donald Trump, presidente de Estados Unidos © The White House

La sueca Annika Sorenstam y el sudafricano Gary Player recibieron este jueves, en el Salón Este de la Casa Blanca de manos de Donald Trump, la Medalla Presidencial de la Libertad. Un reconocimiento programado inicialmente para el 23 de marzo del pasado año, que se pospuso debido a la pandemia (Babe Didrikson Zaharias también recibió el reconocimiento a título póstumo), y que por todo lo ocurrido estos días en Washington, ha generado una agria controversia.

Son muchas las voces de periodistas y líderes de opinión en las redes sociales que se han mostrado en contra de que Sorenstam y Player acudieran a la cita y no rechazaran recibir el reconocimiento de manos del actual presidente estadounidense después de lo acontecido a pocos metros del lugar elegido para la ceremonia, con el asalto al Capitolio por parte de miles de seguidores de Trump.

Una dura crítica en Golfweek

Christine Brennan, por ejemplo, en una columna de opinión en Golfweek, arremete con dureza contra la campeona sueca y el golfista sudafricano por aceptar el premio de manos del actual presidente: «Considerados como modelos de deportividad y honor en su deporte, no cancelaron la cita con Trump. No notaron el horror que había tenido lugar y decidieron que el jueves era un buen momento para celebrar algo con él en la Casa Blanca. No les importó la gravedad de la situación ni la llamada de los líderes políticos para destituir al presidente».

«Eligieron voluntariamente aceptar un premio de Trump y ser vistos con él un día después de que sus palabras y actos desencadenaran uno de los incidentes más vergonzosos de la historia de Estados Unidos. Habrá quien diga que Sorenstam, de Suecia, y Player, de Sudáfrica, pueden recibir un premio de Trump cuando quieran. Es cierto. Además Sorenstam fue ferviente partidaria de la reelección fallida de Trump. Pero no se representan sólo a sí mismos. Representan al golf, un deporte blanco en su mayoría, que ha luchado durante décadas para atraer a mujeres y personas de color, del mismo modo que Trump se ha encargado de denigrar a esas mismas personas», insiste.

Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos © The White House
Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos © The White House

«Como representantes de su deporte y como empresarios que se benefician enormemente de él, su reputación queda mancillada para siempre. Sorenstam y Player estarán unidos desde ahora a Trump en este momento horrible de la historia de nuestro país. Y serán conocidos como las personas que tuvieron la oportunidad de sugerir otra fecha para esta celebración y se negaron a hacerlo. No tuvieron nada que ver con la insurrección de la mafia de Trump el miércoles, pero se convirtieron en sus cómplices el jueves», sentencia.

Un selecto grupo de golfistas

Sorenstam, Player y Zaharias se han unido a Arnold Palmer, Jack Nicklaus, Charlie Sifford y Tiger Woods como los únicos golfistas que han sido condecorados por el honor civil más alto de Estados Unidos. Un premio que se otorga a las personas que han realizado contribuciones excepcionales a la seguridad o los intereses nacionales, a la paz mundial o actividades privadas importantes. Personajes como Muhammad Ali, Nancy Reagan, la Madre Teresa de Calcuta, Billy Graham, Rosa Parks y Martin Luther King Jr. también lo recibieron en su día.

Sorenstam es la única jugadora de la historia del LPGA en firmar una tarjeta de 59 golpes. Ganó 72 torneos en la tira, incluidos 10 majors, fue ocho veces Jugadora del Año en el LPGA y fue incluida en el Salón de la Fama del Golf Mundial en 2003. Player, por su parte, ganó 24 veces en el PGA Tour, incluidos nueve majors, y es uno de los cinco jugadores que ha ganado el Grand Slam, junto a Ben Hogan, Gene Sarazen, Jack Nicklaus y Tiger Woods.

Zaharias, dos veces medallista de oro en los Juegos Olímpicos de 1932, cambió el atletismo por el golf, consiguiendo nada menos que 10 majors. Los tres forman ya parte del selecto grupo de personas premiadas con la Medalla Presidencial de la Libertad, aunque el acto se llevara a cabo en la más estricta intimidad, lejos de las cámaras, sin preguntas de la prensa y envuelto en una agria polémica.