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Así le ha cambiado la vida a Manu Morugán en 2022 tras un calvario de 16 meses

Una historia para leer cuando te cueste ver la luz al final del túnel

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Manu Morugán
Manu Morugán.

El 15 de abril de 2022 era Viernes Santo. Quien más quien menos se estaba organizando para ver las procesiones de esa tarde, en mitad de un viaje largamente planeado durante la pandemia o metido en un atasco buscando una ansiada desconexión.

Otros, Manu Morugán para más señas, estaban levantando una copa en el recorrido Miglianico Golf & Country Club de Pescara, en Italia. Acababa de ganar el Abruzzo Open del Alps Tour. Era su primera victoria como profesional en un torneo valedero para el ranking mundial. Le llegaba con 31 años.

Que fuera Viernes Santo es, obviamente, una mera casualidad, pero lo del 15 de abril parece una maravillosa pirueta del destino. Justo un año antes, el 15 de abril de 2021, a Manu, nacido en Sevilla aunque residente en Málaga desde los tres años, le estaban quitando una escayola del brazo izquierdo.

A finales de 2020, noviembre, se rompió un tendón de la muñeca en la previa del Challenge Tour de Sancti Petri. Pura mala suerte. Fue en un swing de prácticas. Tenía la pelota fuera de calle, metida en un rough alto y espeso. Antes de pegar el golpe, Morugán quería probar, sentir, cuánta resistencia le iba a ofrecer esa hierba… Y lo que sintió fue un chasquido en su muñeca cuyo recuerdo aún hoy le produce un escalofrío en la espalda. El palo se quedó completamente enganchado. «Se me puso el brazo como una botella de coca cola de dos litros», cuenta Morugán a Ten Golf. De golpe se acababa la previa. Se acababa la temporada. Y quizá también se acababa el golf… Era una lesión muy fea apunto de cumplir 30 años y sin haber conseguido brillar aún al más alto nivel.

Como si la herida no fuera ya lo suficientemente profunda, apenas unos días después le echaban encima un cubo de sal. Resulta que Morugán habría entrado por invitación, por lo que no habría necesitado jugar la previa… Retorcido. Cruel, incluso.

La lesión abrió un largo periodo de incertidumbre. Tardaron cinco meses en dar con el diagnóstico. Médico tras médico le iban diciendo que las resonancias no arrojaban nada. Increíble, pero cierto. «Podía hacer una vida absolutamente normal, casi sin molestias, pero no podía pegar ni un golpe de 20 metros sin ver las estrellas», explica el andaluz. Aquello parecía un callejón sin salida.

Una conversación con Jacobo Pastor y Nacho Elvira le dio un giro de 180 grados a su historia. Le hablaron de un médico en Madrid, el mejor especialista de España en muñecas y uno de los más reputados del mundo. Localizó el problema y le dio fecha en el quirófano. Se operó el 12 de marzo de 2021. Otra fecha que jamás borrará de su cabeza.

Manu Morugán
Manu Morugán, con el trofeo del Abruzzo Open del Alps Tour. © Alps Tour

A partir de ahí, comenzó una complicada y dura rehabilitación que Manu llevó siempre con ánimo, resiliencia y coraje, aunque también hubo algún bajón, sólo faltaba. En febrero de 2022, 16 meses más tarde del fatal chasquido, regresó de verdad a la competición. Jugó el Alps de Andalucía a finales de 2021, pero fue una prueba más que otra cosa. Su vuelta fue en el Ein Bay Open de Egipto. Acabó en el puesto 34º. Después, falló tres cortes antes de ganar en Italia. Su primer triunfo. ¡Zas! Ahí estaba el fogonazo al final del túnel…

No fue una victoria casual, algo había cambiado en su cabeza y, en definitiva, en su juego. Él lo tiene claro. Más allá de la lesión, que también ayuda a ver las cosas con otra perspectiva, la clave partió de su buen amigo Santi Tarrio. «El cambio más grande que he tenido ha sido porque he empezado a trabajar con Joaquín Dosil y Rubén, su colaborador. Me han ayudado mucho en el aspecto mental. De hecho, en los últimos meses de 2022 he estado bastante regular de juego, pero he conseguido mantenerme en los torneos y sacar buenos resultados gracias a la cabeza. Estoy muy contento», asegura. La parte técnica la trabaja con Sebastián Bruna y Brian Ridley.

Morugán mira ahora hacia adelante y, sobre todo, muy arriba. «Mi objetivo en 2023 es sacar la tarjeta del Challenge Tour. Puede ser a través del ranking del Alps Tour (cinco primeros), aprovechando las invitaciones que me lleguen o mediante la Escuela. Tengo claro que quiero llegar arriba del todo y que tengo la capacidad para hacerlo», afirma ambicioso. Una gran historia para todos aquellos que no ven la luz al final del túnel y que piensan que nunca la verán…